No contribuyó a alejar el temor por la salud económica de la nación la noticia de que el fabricante de automóviles Tofas dijo que detendrá la producción en su planta del noroeste de Turquía durante nueve días en octubre debido a una contracción en el mercado local, lo que provocaba una caída de sus acciones del 5%.
Según datos del Instituto de Estadística de Turquía, el índice de confianza económica cayó a 71,0 puntos en septiembre desde 83,9 puntos un mes antes, marcando su mayor caída desde finales de 2008 y su nivel más bajo desde marzo de 2009.
El índice indica una perspectiva económica optimista cuando está por encima de 100 y una perspectiva pesimista cuando está por debajo de dicho nivel.
Turquía recortó sus pronósticos de crecimiento para este año y el que viene la semana pasada, pero no logró apaciguar a los inversores que querían una evaluación más realista de la frágil economía y un plan amplio para ayudar a los bancos.
La lira turca se ha desplomado un 40% este año por las preocupaciones sobre la influencia del presidente Tayyip Erdogan sobre la política monetaria y una disputa con EEUU.