En los años 80 llegaron al 20%. En los 90, al 6%. Al 6,5% en el nacimiento del siglo XXI. Al 5,25% justo antes del estallido de la crisis¿ Y ahora, como prueba manifiesta de la adicción del mundo a un entorno de tipos de interés bajos, difícilmente irán más allá del 3,5%. Así, casi de un vistazo, cuatro décadas en las que los ciclos de subidas de los tipos de interés en EEUU cada vez acaban a unos niveles más reducidos. Es el peso de los tiempos. Y de las crisis, y del reconocible y visible reguero de deuda y vulnerabilidades que dejan como herencia.

Ese 3,5% es el tope al que, según anticipó este miércoles la Reserva Federal (Fed), el banco central norteamericano, podría llegar el actual proceso de aumentos de los intereses. Iniciado a finales de 2015, desde entonces ha visto ocho incrementos de los tipos, incluido el realizado este miércoles, de un cuarto de punto, con el que el precio del dinero llega ya al 2-2,25%. Es decir, una franja que los pone a la altura de la inflación, en un terreno neutral, de ahí que la entidad presidida por Jerome Powell haya dejado de considerar que su política es ¿acomodaticia¿, algo que había mantenido hasta este último paso.

YA FALTA MENOS

Esta modificación, semántica en apariencia, dice en realidad mucho más. Anticipa que a las subidas cada vez les queda menos mecha. Y los pronósticos de los miembros de la Fed así lo constatan. Por delante, apenas cinco repuntes: uno más, el previsto para diciembre, en 2018; otros tres en 2019; otro en 2020¿ y ya. Ninguno en 2021, ejercicio para el que la Fed ya emitió este miércoles sus primeras previsiones.

Esta secuencia terminaría por tanto con el precio del dinero en la mayor economía del mundo en el 3,25-3,5%. Por debajo del final del anterior ciclo, acabado en 2006, cuando llegó al 5,25%. O del anterior, que alcanzó el 6,5% en 2001¿ Y así sucesivamente, para poner de manifiesto que los tipos cada vez han ido más abajo en los ciclos de recortes ¿al 3% en 1992, al 4,75% en 1999, al 1% en 2003 y al 0-0,25% en 2008- y cada vez han finalizado menos altos en las subidas.

Con el añadido, nada despreciable, de que esta vez la cosa no va solo de los tipos, sino también del balance de la Fed. Expandido durante la crisis, a golpe de programas de expansión cuantitativa (QE1, QE2 y QE3), hasta un récord histórico de 4,5 billones de dólares, ahora, tras un año de reducción, se encuentra en los 4,2 billones. Si la entidad siguiera adelante con el ritmo al que empezará a aminorarlo desde octubre, a razón de 50.000 millones al mes, todavía superará los 3 billones en 2020. Antes de la crisis se limitaba a 900.000 millones de dólares.

MEJOR QUEDARSE CORTOS...

La `Gran Recesión¿, con sus 18 meses de contracción económica, el peor ciclo desde la `Gran Depresión¿ de los años 30 del siglo XX, deja como herencia una subida de los tipos que la Fed no ve más allá del 3,5% y un balance que más que triplica su volumen anterior. Y eso que le está siguiendo un ciclo expansivo que se prolonga ya durante 111 meses, el segundo más largo de la historia y con aspiraciones de superar al mayor, los 120 meses de crecimiento sin descanso registrados entre 1991 y 2001.

Pero las subidas de los tipos en los años posteriores a las crisis cada vez se han convertido más en un majestuoso ejercicio de prudencia. De miedo, incluso. Puestos a equivocarse, mejor hacerlo quedándose cortos... que pasándose de frenada. Se teme arruinar la recuperación con movimientos inesperados, rápidos y bruscos, señal inequívoca de que, en el fondo, se recela de los cimientos, de su capacidad de soportar de nuevo lo que hace unos años sí soportaban. Unos tipos al 4% o al 5%. Antes no parecían tanto. Ahora son un mundo. Y el mundo no está para tanto alardes.

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