Los siete retos que aguardan a Torres en BBVA y a Orcel en el Santander
En apenas un día, entre la tarde del martes y la del miércoles, los grandes bancos españoles, el Santander y BBVA, anunciaron cambios de enjundia en sus cúpulas. El nuevo consejero delegado del primero, Andrea Orcel, y el nuevo presidente ejecutivo del segundo, BBVA, acceden a sus puestos en un momento clave. Para el sector. Y para cada uno de ellos.
27 septiembre, 2018 04:00Clara Alba/ Pedro Calvo
Primero fue Banco Santander, que en la tarde del martes comunicó que el italiano Andrea Orcel será su nuevo consejero delegado desde 2019. Y luego le tocó a BBVA, que un día después comunicó que Carlos Torres sucederá a Francisco González en la presidencia ejecutiva del banco también desde el próximo año. Y así, con estos nombramientos, los dos grandes de la banca española se preparan para un futuro que no puede esperar. Y que está lleno de retos, para cada entidad con matices propios, pero comunes a las dos.
1. Fusiones en España¿
La regulación, la transformación digital y la necesidad de sinergias obligan a la banca a continuar con el proceso de consolidación en el que grandes jugadores como Santander o BBVA tendrán mucho que decir. Aunque desde ambas entidades han repetido que este tipo de decisiones serán ¿muy selectivas¿, la misma `adquisición¿ del Popular por parte del Santander en junio de 2017 deja la puerta abierta a las sorpresas.
En los últimos años el mercado ha rumoreado con una posible fusión entre Bankia y BBVA, movimiento que el propio Francisco González desmintió en la última presentación de cuentas anuales de la entidad. Sin embargo, el avance del Santander en el negocio nacional tras hacerse con el Popular podría obligar a la `entidad azul¿ a mover ficha en este sentido. Además, es posible que ambas opten también por compras de menor tamaño, escogiendo parte del negocio de otras entidades que puedan ayudarles a mejorar en rentabilidad, como recientemente ha hecho Bankinter con la compra de la banca comercial de EVO.
2. ¿y fuera de ella
La presión de los reguladores por impulsar las fusiones transfronterizas parece no calar, de momento, entre los directivos de la banca española ¿ni europea-, al menos hasta que no se apruebe la creación de un fondo de garantía de depósitos común en la zona euro. Sin embargo, el Banco Central Europeo (BCE) presionará cada vez más para que se produzcan operaciones transfronterizas porque sin ellas la Unión Bancaria nunca será una realidad.
El tamaño del Santander y del BBVA obliga a pensar que cuando ese proceso llegue, ambas entidades jugarán un papel protagonista en el lado `comprador¿. Las miradas se dirigen ahora con especial interés hacia el Santander con la llegada de Andra Orcel, histórico banquero de inversión y fiel aliado de `los Botín¿ en las compras de la británica Abbey en 2004 o de la estadounidense Sovereign en 2008.
3. Rentabilidad
La rentabilidad es el gran caballo de batalla para las entidades bancarias en el actual contexto de bajos tipos de interés, presión regulatoria con mayores exigencias de capital y creciente competencia tanto de los jugadores del sector como de las nuevas iniciativas tecnológicas. Al cierre del primer semestre, la rentabilidad sobre el capital (ROE) del Santander fue del 8,1% y la de BBVA, del 9,7%, ambas por debajo del coste de capital (COE) exigido por los inversores, que ronda el 10%. Un banco con un ROE inferior o próximo al COE y que, por tanto, no crea valor sino que lo destruye, expulsa a los accionistas y se penalizado por el mercado.
Incrementar la rentabilidad, acabando con las quejas o los reproches sobre los bajos tipos o la regulación y poniendo a sus respectivas `maquinarias¿ a funcionar será, por tanto, un objetivo innegociable para Torres y Orcel.
4. Banca digital.
Si hay un directivo de banca que ha impulsado el proceso de digitalización en el sector, ese es, sin duda, Francisco González. Suya es la frase ¿BBVA es más una empresa digital que un banco¿. Carlos Torres asume la misión de lidiar con las grandes tecnológicas como Amazon, Facebook o Alibaba que para su predecesor siempre fueron los verdaderos competidores del banco; de hecho, la designación de Torres se daba por hecha precisamente por lo alineado que estaba con González en este terreno.
El directivo ha sido partícipe activo del desarrollo de la estrategia digital del banco en los últimos años, en los que la entidad ha logrado que sus ventas a través de canales digitales supongan ya el 39% del total a cierre de junio. Hace apenas dos años, solo representaban el 5%. Los clientes móviles también crecen a un ritmo del 43% hasta superar los 20,7 millones a escala global. En total, el conjunto de clientes digitales del banco supera ya los 25 millones, un 46% del total. El objetivo para este 2018 es incrementar ese porcentaje al 50%.
Esta transformación también será uno de los objetivos del Santander, que en los últimos años ha perdido el paso frente al BBVA en la carrera digital. La presidenta ejecutiva del banco, Ana Botín, ya ha dejado claro que aunque Andrea Orcel proceda del sector de banca de inversión, ¿la estrategia del Santander no cambia y él nos ayudará a profundizar en la digitalización¿. Sus palabras se producían este miércoles durante la presentación de las nuevas herramientas Openbank, y reflejan la apuesta de la directiva por avanzar (y mejorar) los servicios tecnológicos a través de su filial, que ya es la que más crece en depósitos de España, según apuntan desde ¿el banco del futuro¿. Orcel contará con esta punta de lanza para desarrollar sus planes de expansión en este segmento, donde se han marcado el objetivo de lanzar cada 12 meses productos y herramientas nuevas para competir.
5. Negocio internacional.
Banco Santander y BBVA son bancos con origen y sedes en España, pero sus cuentas de resultados dependen más del negocio exterior que del propiamente español, con lo que su vocación es global. Y también lo es y lo será su gestión. Con todos los desafíos que conlleva, como los vistos en los últimos meses con el temblor de mercados emergentes muy sensibles para los dos bancos.
La exposición a estos mercados, que durante los peores años de crisis supuso un auténtico salvavidas para la banca española, se ha convertido ahora en un quebradero de cabeza para ambas. Andrea Orcel deberá lidiar con el impacto que la tensión política en Brasil, que representa un 30% del negocio del Grupo, y la caída del real tengan en las cuentas de 2018. Reino Unido también será un gran reto para Orcel. Y no solo por el Brexit. En el primer semestre del año, la filial británica del Santander ha pasado de significar un 20% del beneficio total a apenas un 14%. También Carlos Torres tendrá que enfrentarse con los problemas políticos y las presiones inflacionistas que se han saldado con el desplome de las divisas en Turquía y Argentina, dos países clave en la estrategia internacional de la entidad.
6. Estrategia definida.
Torres y Orcel deberán ocuparse también de trazar una estrategia definida para sus respectivas organizaciones. Y no solo para que la conozcan el mercado y las firmas de inversión, sino sobre todo para que la conozcan y se empapen de ella sus respectivos equipos y sus respectivas plantillas. Es decir, que sepan con claridad hacia dónde van las entidades con unos mensajes y unos objetivos claros y alineados. Con 200.000 empleados en el caso del Santander y con 132.000 en el de BBVA, este aspecto será trascendental para lo que Torres y Orcel tengan pensado hacer.
7. Evolución en bolsa.
Ni BBVA ni el Santander están teniendo un buen año en bolsa. Las caídas de doble dígito que soportan proceden no sólo de la sacudida sufrida en determinados mercados emergentes en los que tienen importantes intereses, como Turquía, en el caso de BBVA, o Argentina y Brasil, en los dos casos, sino también de las dudas, compartidas con el sector, sobre su capacidad para generar negocio en el futuro. Si el Santander ha caído a los `cuatro euros y pico¿ y BBVA lo ha hecho hasta los `cinco euros y pico¿ se debe a que el mercado les exige más rentabilidad y más visibilidad sobre su futuro, con esa estrategia definida. Porque esas cotizaciones desembocan en ambos casos en que su valor en bolsa apenas equivale al 80% de su valor en libros ¿es decir, cotizan a un múltiplo de 0,8 veces su valor en libros-, una medida que muestra bien a las claras esas dudas del mercado. Y la misión de Torres y Orcel será acabar con ellas.
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