Brasil elige presidente. 147 millones de brasileños están llamados este domingo a las urnas para empezar a elegir al que será el nuevo presidente de la octava mayor economía del mundo, con un Producto Interior Bruto (PIB) de dos billones de dólares. Las cotizadas españolas estarán de lo más pendientes de estos comicios, porque se juegan mucho en ellos.

Brasil, sin duda, representa uno de los principales manantiales de ingresos y beneficios para varias de las principales compañías españolas. Banco Santander logró el 26% de sus beneficios del primer semestre en el mercado brasileño; Telefónica, el 21% de sus ingresos; Brasil supone en torno al 20% del negocio de Naturgy o Mapfre; Dia tiene el 15% de sus tiendas en suelo brasileño; y la lista continúa con Siemens Gamesa, con un 10% de su negocio en Brasil, y con Repsol, Iberdrola o Viscofan, con una exposición que ronda el 5%.

Todas ellas, y más cotizadas que no forman parte del Ibex junto a otras empresas que ni siquiera cotizan, estarán pendientes de lo que ocurra este domingo. Si alguno de los candidatos supera el 50% de los votos, será el nuevo presidente de Brasil de manera automática.

Sin embargo, las encuestas no contemplan una victoria tan aplastante, por lo que, por ahora, lo que parece que está en juego es qué candidatos pasarán a la segunda vuelta, que se celebraría el último domingo de octubre. Las encuestas sitúan por delante, a una distancia considerable de sus perseguidores, al candidato del Partido Social Liberal (PSL), Jair Bolsonaro, y al del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad.

Sus perfiles no pueden estar más enfrentados. En un extremo, Bolsonaro, capitán en la reserva del Ejército, ultraderechista y envuelto siempre en polémicas por sus comentarios machistas, homófobos y racistas; el otro, Haddad, `heredero¿ del PT tras la renuncia del expresidente Lula Da Silva a presentarse en las elecciones en medio de la maraña judicial de condenas y recursos en los que está inmerso. Haddad, abogado y doctor en Filosofía, ha sido ministro con el propio Lula y con Dilma Rousseff, afronta el reto de movilizar al electorado que apoyaba a Lula, que hasta su retirada lideraba las encuestas, con un discurso más caliente del que acostumbra, tal vez por su pasado y su tono académico, y que le sirva para competir con la dialéctica clara y sumamente directa e incisiva de Bolsonaro.

BRASIL NO ES ARGENTINA¿

A la espera de que los resultados de este domingo desbrocen el escenario y confirmen los candidatos que pasarán a la segunda vuelta, lo cierto es que ni Bolsonaro ni Hadad han dado demasiadas pistas sobre sus planes económicos. Y el país bien que lo necesita, porque afronta no pocos desafíos, aunque sobresale uno: el de reforzar la confianza de los mercados para evitar que sitúen a Brasil al lado de otros emergentes en problemas, como Argentina o Turquía.

Tras dejar atrás la recesión que el país padeció en 2015 y 2016, la economía creció un 1% en 2017. Para 2018 se esperaba un crecimiento superior al 2%, pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó ya su pronóstico en julio del 2,3% al 1,8%. Como consecuencia de la contracción económica, el paro supera el 12% y no se espera que baje del 10% hasta 2021, con lo que se mueve en los niveles más altos desde comienzos del siglo XXI.

Para intentar contrarrestar el frenazo de la economía, el Gobierno de Rousseff tiró de gasto público y dejó como resultado una histórica senda de déficit fiscal, superior incluso al 10% del PIB en 2015. Para este año aún está previsto que supere el 8%. Como consecuencia, la deuda pública del país no ha dejado de engordar. Si en 2013 equivalía al 60% del PIB, ahora supera ya el 80%. Y en paralelo Brasil carga con un déficit por cuenta corriente que, si bien no es alarmante porque se limita al 1% del PIB, sí puede ser un foco de vulnerabilidad si el real brasileño continúa bajando.

Porque sin alcanzar los registros del peso argentino o la lira turca, el real también está cayendo con fuerza en 2018. Hasta la fecha, se deprecia un 14,5% contra el dólar estadounidense, hasta los 3,87 reales, y un 11% contra el euro, hasta los 4,45 reales. Contener la caída del real resulta clave para evitar un mayor deterioro de la balanza comercial, un posible retorno de la inflación, contenida ahora en el 4,2%, y el riesgo de que la situación de Brasil se asimile a la de Argentina o Turquía.

Y para todo ello, los expertos insisten en que el país debe generar confianza y garantizar sus esfuerzos por una mayor estabilidad presupuestaria para frenar la fuga de capitales y espantar las sospechas sobre su solvencia. Es decir, cualquiera que sea finalmente el ganador tras la segunda vuelta tendrá difícil escapar de una mayor ortodoxia fiscal y de las reformas estructurales.

Axa Investment Managers lo expone con claridad en el título de un informe sobre las elecciones: 'Gane quien gane, la deuda reina'. "Son unas elecciones importantes no solo porque se votarán muchos cargos políticos -además de al presidente, también se elegirán a los gobernadores de los Estados, a la mayoría del Senado y al Congreso-, sino porque la futura Administración tendrá la responsabilidad de hacer frente a los crecientes desequilibrios fiscales del país, algo que requerirá unas reformas estructurales que serán políticamente desafiantes". Dan a entender, por tanto, que el distinto signo de Bolsonaron y Haddad no les aparatará demasiado de la senda de la estabildad y las reformas... si Brasil no quiere más sustos.

¿A QUIÉN PREFIERE EL MERCADO?

De ahí la expectación que envuelve a la cita. Y la necesidad de que se esclarezca el futuro. "El PIB se ha estancado, ya que los agentes económicos aguardan al resultado de las elecciones para invertir y tomar decisiones a más largo plazo", confirman desde Andbank para resaltar la relevancia de los comicios desde el mundo económico y empresarial.

Aunque ni Bolsonaro ni Haddad han precisado sus planes económicos, el mercado parece inclinarse del lado del primero. Desde que Lula se retiró de la carrera presidencial y el candidato del PSL pasó a comandar las encuestas, el real se ha apreciado cerca de un 8%. Solo en la última semana, con Bolsonaro aún más destacado, lo ha hecho un 4,5%.

¿Bolsonaro es y sigue siendo el candidato preferido por el mercado¿, señalaba esta semana Bernd Berg, estratega de Woodman Asset Management AG, en declaraciones a Bloomberg.

Pero Haddad también está haciendo esfuerzos por ganarse al mercado, puesto que ha anticipado que tiene pensado un candidato para el Ministerio de Finanzas que provenga del mundo académico y que sea bien visto por los inversores. ¿La idea de alguien capaz de inspirar confianza al mercado sería una estrategia para demostrar el compromiso de su gobierno con el rigor fiscal, y que buscará distanciarse del modelo de crecimiento liderado por el sector público seguido por Dilma Rousseff¿, apuntan desde Andbank.

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