Los mercados reaccionan de esta manera a la incapacidad del Gobierno de Italia para calmar la incertidumbre en los mercados ante las discrepancias entre Roma y Bruselas.
El interés exigido en el mercado secundario a los bonos italianos a diez años escalaba este martes hasta el 3,712% desde el 3,570% del cierre de ayer, rentabilidad récord desde mediados de febrero de 2014. En lo que va de 2018, el interés de la deuda italiana con vencimiento a diez años ha aumentado un 86%.
Por su parte, el bono español de referencia ofrecía una rentabilidad del 1,639%, lo que ampliaba el diferencial favorable a España a 208 puntos básicos, brecha que representa un nuevo récord desde la introducción del euro.
El nuevo repunte de los costes de financiación del país transalpino se producía a la vez que el ministro de Economía y Finanzas de Italia, Giovanni Tria, comparecía ante una comisión del Parlamento para explicar los planes presupuestarios del Gobierno italiano.
"Ante una crisis financiera, el Gobierno hará lo que tenga que hacer", aseguró Tria en referencia al célebre compromiso del presidente del BCE, Mario Draghi, en 2012.
No obstante, el ministro italiano subrayó la necesidad de llevar a cabo un diálogo "constructivo" en Europa sobre los presupuestos de Italia y explicar la estrategia de crecimiento del país. "Estos objetivos son prudentes", declaró Tria en referencia a la meta de crecimiento del 1,5% el próximo año y del 1,6% en 2020.
Por su parte, Luigi Signorini, directivo del Banco de Italia, advirtió durante su comparecencia en la misma comisión parlamentaria que "dado el tamaño (de la deuda) y la necesidad de pagar intereses anualmente por importe de 400.000 millones de euros, siempre está presente el peligro de que se desencadene un círculo vicioso con implicaciones para la economía real".
"Una bajada del valor de los títulos de deuda pública en cartera afecta a los requisitos de capital de la banca y más allá de ciertos límites puede reducir su capacidad de dar crédito a la economía", ha apuntado el banquero.
A este respecto, Signorini ha señalado que reducir la brecha de crecimiento relativa entre Europa e Italia representa "un objetivo fundamental", añadiendo la importancia de controlar la relación entre deuda y PIB.