"Este enfoque gradual equilibraría el riesgo de endurecer la política monetaria demasiado rápido, lo que podría llevar a una brusca desaceleración de la economía y la inflación por debajo del objetivo", señalaron las actas de la última reunión de la Fed de finales de septiembre, publicadas hoy.
La Fed tiene como objetivo una tasa de inflación del 2%, lo que ve como un signo de una demanda saludable, para evitar que el crecimiento económico se vuelva insostenible.
El organismo dirigido por Jerome Powell ha elevado tres veces el precio del dinero en lo que va de año, hasta el rango actual de entre el 2% y 2,25%, como respuesta al "buen momento" económico del país, y ha anticipado otra subida adicional antes de que concluya 2018.
La siguiente reunión de política monetaria del banco central estadounidense está prevista para el 7 y 8 de noviembre, aunque no se espera que sea hasta el encuentro del 18 y 19 de diciembre en que la Fed suba los tipos de interés de nuevo.
Los intereses han recuperado los niveles donde se encontraban antes del estallido de la crisis financiera de 2008.
La actual solidez de la economía estadounidense tiene sus cimientos en un índice de desempleo que cerró septiembre en el 3,7% y en un robusto ritmo de crecimiento, que se situó en un ritmo anual del 4,2% en el segundo trimestre de 2018, para arrojar unas perspectivas positivas en la primera economía mundial.
A pesar de que el banco central es un organismo independiente, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha criticado con dureza la estrategia gradual de subidas de los tipos de interés y llegó a decir la semana pasada que la Fed "se ha vuelto loca".