Apenas quedan dos meses para cerrar el año y los inversores aprovechan para ajustar sus carteras en un difícil contexto marcado por las dudas sobre la evolución de las políticas monetarias, además de las tensiones comerciales y políticas en el mundo.
Los riesgos son muchos y hay que reducir su impacto en la cartera. Y la mejor forma de hacerlo es una buena estrategia de diversificación que vaya más allá de incluir distintas clases de activos en ella. Lo más importante es que los que la integren tengan poca correlación entre sí. Es decir, que tengan comportamientos dispares en distintos escenarios de mercado. Sin embargo, hay apuestas en las que resulta más complejo lograr ese objetivo. Especialmente en índices tan `concentrados¿ como el Ibex 35.
Tener acciones del Santander, Inditex y Telefónica ya no asegura que unas limiten los golpes bursátiles de otras. ¿La alta concentración del índice a nivel de país, sectores económicos y empresas individuales implica por definición un nivel de diversificación poco óptimo¿, explican los expertos de Finizens. Recuerdan que los diez valores con más peso en el selectivo acaparan una ponderación del 72%. ¿Esto significa que el indicador tiene menor resilencia a las fluctuaciones del mercado y al impacto de eventos globales¿, insisten desde la firma.
Finizens analiza la composición del Ibex en un informe en el que destaca que, por ejemplo, el sector bancario pesa un 35% y el del petróleo y energía algo más de un 25%. ¿No es algo representativo de la economía real del país¿, critican. En el documento, comparan la evolución del indicador en los últimos 20 años con una cartera compuesta por ocho fondos indexados en activos de renta variable, renta fija e inmobiliario durante el mismo periodo. El resultado es que esta cartera logra una rentabilidad anualizada de casi el 6%, frente al 5,6% del Ibex 35. Pero la clave no está en esa mínima diferencia. ¿Durante ese mismo periodo, la cartera registró una volatilidad significativamente menor a la del Ibex 35 (11,70% frente al 20,92%), además de una caída máxima más reducida del -45,17%, frente al -54,75% del selectivo¿, explican.
En este punto está precisamente la clave de la diversificación. No se trata de buscar activos que generen rentabilidad, sino que limiten el riesgo. Para calcular esa delgada línea los inversores cuentan con el ratio sharpe, que en la cartera global empleada para el estudio de Finizens logra situarse en el 0,4%, muy superior al 0,2% que registra el Ibex. Cuanto mayor es el ratio sharpe, mejor es la rentabilidad comparada con la cantidad de riesgo asumida.
LA CLAVE ESTÁ EN LA CORRELACIÓN
El entorno de tipos en mínimos de los últimos años ha hecho que la tradicional descorrelación entre, por ejemplo, bonos y acciones, desaparezca en momentos de estrés del mercado. Por eso, los expertos aconsejan que cada producto de inversión cumpla, además, distintos objetivos financieros con sus distintos horizontes temporales.
En este sentido, y además de apostar por varias categorías de activos, aconsejan combinar títulos con distintos niveles de riesgo o liquidez. ¿Por ejemplo, si se invierte en renta fija, no hay que mirar solo que sea una emisión corporativa o pública, de una empresa u otra¿ lo ideal es incluir otros factores en la cartera, como distintos plazos de vencimientos¿, indican los expertos.
Otro consejo es fijarse mucho en el ciclo económico.¿Durante épocas de recesión, lo normal es que las empresas que producen bienes de primera necesidad (alimentos, energía) sufran menos que las de construcción o las tecnológicas. Sin embargo, si la economía va bien, estas últimas pueden producir una rentabilidad superior a la media¿, indican desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el portal `Finanzas para todos¿ que el organismo comparte con el Banco de España.
Desde Amundi coinciden en que ¿la asignación a distintos activos suele crear una falsa percepción de diversificación¿, por lo que aconsejan a los inversores ¿revisar y ajustar dinámicamente sus apuestas, reduciendo los activos de riesgo con el transcurso del tiempo y, sobre todo, considerar el impacto de la inflación en la rentabilidad final¿.
CUIDADO CON LA `SOBREDIVERSIFICACIÓN¿
En el caso de los fondos de inversión, la tarea de diversificar se simplifica con su capacidad para ofrecer exposición a distintos activos, regiones o sectores. Pero tampoco sirve apostar por un único fondo que el banco ha colocado al cliente `de turno¿. ¿Un producto de renta variable europea puede tener una elevada correlación con otras exposiciones de la misma cartera¿, advierten desde Morningstar.
Los analistas de Self Bank coinciden en que ¿es posible que llegue un punto en el que más empresas no aporten la suficiente diversificación como para justificar el coste de dedicarles atención¿. ¿Una cartera con miles de acciones puede ser, además, laboriosa y costosa de mantener¿, insisten.
En este sentido, los analistas de Morningstar coinciden en el peligro de la `sobrediversificación¿. En el caso de los fondos, y según los cálculos de la firma, el número de productos en cartera no debería superar la decena. La firma ha comprobado cómo cuando se supera esa cifra, algunos de los activos en los que invierte un fondo están muy correlacionados con los de otro. Todo un problema para los minoristas ante el boom que experimenta la comercialización de fondos perfilados en las redes bancarias. que, según Morningstar, cuentan con una media de 30 fondos por cartera.