Los recortes en las previsiones de negocio de las cotizadas en Wall Street son cada vez más abundantes y significativos. En pleno arranque de la temporada de presentación de resultados del tercer trimestre, 74 de las 99 compañías que han publicado avance de cuentas para este periodo han recortado sus proyecciones de beneficio por acción, según datos recogidos por FactSet. El tijeretazo no es baladí, ya que esta es la medida de valoración más seguida por las casas de inversión en EEUU.

Las compañías con previsiones bajistas hacia su propio negocio son un 75% del total de las que han avanzado números trimestrales. Este supone un porcentaje sensiblemente superior al que marca la media de los últimos cinco años, en el 71%. A consecuencia de este tijeretazo, la estimación actual de crecimiento de ganancias para las cotizadas del S&P 500 ha pasado del 20,4% que se estimaba a finales de junio al 19,2% que se aguarda en la actualidad.

La situación empeora con miras a un plazo mayor, pues los datos recogidos por FactSet hablan de que el crecimiento del beneficio medio del S&P 500 dejará de ser de doble dígito en el primer semestre de 2019. Para el cuarto trimestre de este año, en el que Wall Street ha pulverizado un récord tras otro, sí es de esperar todavía un incremento de doble dígito bajo, de acuerdo con las hojas de ruta que han ido presentando sus cotizadas.

Como resultado de estas estimaciones, se confirma que la ratio PER que mide la relación entre la valoración en bolsa de una compañía y sus beneficios se mantendrá por encima de su media histórica de los últimos cinco y diez años. Hoy por hoy, esta magnitud se sitúa en 16,7 veces de cara a los próximos 12 meses, siempre según las estadísticas que baraja FactSet. El argumento de que esta cota se sustenta en previsiones de ganancias futuras no parece ya tan sólido ante el aluvión de `profit warnings¿ que ha caído sobre la Bolsa de Nueva York en las últimas semanas.

Por si estas cifras fueran poco motivo para justificar la cautela que parece que se va imponiendo en la meca de las finanzas, cabe señalar que el tijeretazo afecta a todos los sectores de compañías. Solo el de tecnologías de la información (IT) se escapa de este recorte de previsiones. Es la excepción que confirma la regla en los otros 10 macrosectores en los que tradicionalmente se clasifica a las 500 compañías del agregado S&P.

El sector más afectado ha sido el de energía, donde 17 de las 31 compañías que han publicado avances de sus cuentas del tercer trimestre muestran rebajas en la estimación de beneficios. Un 55% del sector espera un beneficio por acción más ajustado que hace solo tres meses. Entre las que han enfriado los ánimos de Wall Street con sus balances provisionales, figuran nombres como Exxon Mobil, Halliburton y Valero Energy. Y eso a pesar de que el barril de petróleo sigue en zona de máximos de los últimos cuatro años.

Entre la avanzadilla que ya ha publicado sus cuentas cerradas del tercer trimestre, apenas un 5% del S&P 500 a estas alturas, la guerra comercial y de divisas son dos de los factores más repetidos para explicar la caída en beneficios actual o prevista para los próximos meses. Un 60% de las compañías que han celebrado ya su conferencia de resultados ha advertido de mermas en sus beneficios e ingresos a consecuencia de un adverso tipo de cambio. El número de cotizadas que ha señalado este factor es un sonoro 25% superior al que se contaba a igual altura de la temporada de resultados del segundo trimestre.

Los aranceles hacia los que tanta querencia tiene Donald Trump también han irrumpido con fuerza como motivo de cautela entre las cotizadas que ya han publicado cuentas. En concreto, la guerra comercial es uno de los motivos del recorte de las previsiones para una cuarta parte de las que han publicado sus números, según los registros de FactSet. Entre ellas figuran la firma de logística FedEx, la automovilística AutoZone, la minorista Costco Wholesale y la proveedora industrial Fastenal.

CHINA ASUSTA Y LOS MÁRGENES ANIMAN

En cuanto a las divisas, los nombres que ya han reconocido su afectación incluyen a Oracle, Red Hat, Nike, PepsiCo, Conagra Foods, Carnival y Accenture, entre otras. Sobre esta cuestión se ha pronunciado recientemente el Tesoro de EEUU, que en su último informe semestral se muestra ¿preocupado por la depreciación del yuan¿, aunque no ha entrado en el juicio de que China manipule deliberadamente su moneda. Sin embargo, sí que reconoce una ¿profunda decepción por el hecho de que China siga absteniéndose de revelar sus intervenciones en el mercado de divisas¿.

Dos compañías han compartido preocupación por el `Gigante Asiático¿ en sus respectivas presentaciones, según el escaneo de `conference calls¿ de la consultora especializada. Hace tres meses, nadie mencionó al país a la hora de anunciar pronósticos de negocio.

Con este telón de fondo, más allá de las incertidumbres reinantes y la escalada de tensiones geopolíticas de los últimos meses, es más sencillo entender que el S&P 500 se haya dejado un 5% de su capitalización en las últimas dos semanas. En el mismo tiempo, el industrial Dow Jones también ha cedido otro 5% y tecnológico Nasdaq se ha dejado cerca de un 7%. Y eso que un 49% de las compañías del sector que han presentado estimaciones aún prevén presentar a sus inversores unos beneficios mayores que los inicialmente adelantados.

El clavo ardiendo al que seguirse agarrando para justificar la continuidad de un mercado alcista lo traen los márgenes de beneficio. Las cifras ya publicadas más las previsiones con las que cuenta el mercado arrojan una previsión de ganancias sobre ventas del 11,6% para las cotizadas del S&P 500 en el tercer trimestre del año fiscal. Esto supone el segundo margen más elevado de los últimos 10 años, solo por detrás del trimestre pasado, cuando la reforma fiscal de Donald Trump facilitó un incremento de esta magnitud hasta el 11,8%, récord de la última década.