El presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), José Luis Escrivá, lo deseaba. Crítico con las proyecciones demográficas ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), aspiraba a contar con unas propias. Y a eso puso a trabajar a parte de su equipo. Este jueves, el organismo encargado de fiscalizar lo que se hace con `los dineros de todos¿ y de velar por la sostenibilidad de las finanzas públicas, presentó ya sus proyecciones demográficas.
Como era de esperar, arrojaron diferencias sustanciales con respecto a las del INE. Mientras Estadística proyecta que España contará con una población de 44,1 millones de personas en 2051, la Autoridad Fiscal considera que esa cifra podría alargarse hasta los 60 millones en 2050, con una previsión central de 55,4 millones.
Un primer impulso podría llevar a considerar que así, con esos 60 millones, España estará mejor equipada para afrontar un problema tan crucial desde ya mismo como el de las pensiones públicas. Más personas, más gente cotizando, se podría pensar. Pero no. Porque en lo que no se aparta AIRef del INE es en presentar un escenario demográfico repleto de desafíos para las pensiones.
MÁS JÓVENES, MUCHOS MÁS MAYORES
Que la población española pueda aumentar en 13 millones hasta 2050 no implica que el crecimiento se vaya a repartir de manera homogénea. Esto es, que vayan a aumentar en la misma proporción los segmentos de población en los que se insertan las personas que pueden cotizar y aquellos que acogen a las personas que no cotizan. Y eso es precisamente lo que encierran las cifras de la Autoridad Fiscal: un crecimiento mucho mayor de los segundos que de los primeros.
Como las proyecciones de la Autoridad Fiscal anticipan una mayor natalidad, crecerá la población hasta 15 años; y como también prevé un progresivo envejecimiento de la sociedad y una mayor esperanza de vida, también aumentarán los habitantes de más de 67 años. Y esa combinación arroja como resultado que en 2050 habrá prácticamente tantos españoles en edad de trabajar como los que están fuera de ella por tener menos de 16 años y más de 67 -por tomar esta edad como la frontera recogida en las últimas reformas para jubilarse-. Es decir, la denominada tasa de dependencia, que ahora se limita al 47%, se disparará en 30 años al 83%.
Tomando como datos de corte los que proporciona AIReF para la población comprendida entre 16 años y los 67 años, actualmente hay 31,7 millones de habitantes, frente a los cerca de 15 millones de menores de 16 y mayores de 17. Es decir, hay 2,11 personas en edad de trabajar por cada persona que escapa a esa franja. Esta proporción no dejará de empeorar en toda la serie hasta 2050: 1,99 personas en edad de trabajar por cada uno que no lo está en 2025; 1,82 en 2030; 1,61 en 2035; 1,42 en 2040; 1,27 en 2045; y 1,19 en 2050. Es decir, para entonces apenas habrá una persona en edad de trabajar por cada persona que no lo esté.
Estas proporciones resultan pese a que en 2050 habrá más personas en edad de trabajar que ahora, una posibilidad que difiere con las proyecciones del INE y que AIReF fundamenta en el repunte de la inmigración y la mayor natalidad. En concreto, para entonces habrá casi un millón más que ahora, hasta 32,69 millones de personas.
Pero es que, en paralelo, las otras franjas se disparan. Actualmente hay 7,43 millones de españoles menores de 16 años y 7,52 millones que superan los 67. En total, cerca de 15 millones, el 35% de la población total. Para 2050, y según las previsiones de AIReF, los menores de 16 años crecerán hasta 10,19 millones de personas y los mayores de 67, hasta los 17 millones. Más de 27 millones en total, un 82% más que ahora y que equivaldrán al 45% de esos 60 millones de españoles que la Autoridad Fiscal proyecta para entonces.
Si se toma el escenario central, de 55,4 millones de personas en 2050, la fotografía es similar: menos de 2 personas en edad de trabajar por cada persona fuera de esas fronteras de edad.
REFORMAS DE CALADO
O lo que es lo mismo, una presión extrema para el sistema de pensiones. Un millón más de personas en edad de trabajar tendrá que sostener a 9,5 millones más que ahora en edad de estar jubilados y casi 3 millones más que ahora por debajo de los 16 años. Otro dato significativo: ahora hay 4,2 personas en edad de trabajar por cada persona mayor de 67 años; en 2050, apenas 1,9. Las cifras actuales, con esa proporción de más de 4 a 1, ya desembocan en una nómina mensual superior a los 9.000 millones de euros para pagar las pensiones y un déficit de 18.000 millones de euros en la Seguridad Social, con lo que las futuras, de menos de 2 a 1, provocarán un desembolso y un boquete todavía mayores, porque habrá más jubilados por cada persona que puede trabajar.
Estos datos condenan a España a hacer lo que los expertos no dejan de demandar: que acometa una reforma en profundidad del Sistema Público de Pensiones que refuerce su sostenibilidad. En particular, una: la de retrasar la edad de jubilación para adaptarla a una esperanza de vida que, de nuevo según la AIReF, se acercará a los 90 años en 2050. Si para ese año la edad de jubilación se retrasara a los 70 años, España contaría con 2,2 millones de personas más en edad de trabajar, 34,9 millones. Y habría 2,3 personas en edad de trabajar por cada persona en edad de estar jubilado.
Tras trabajar en sus propias proyecciones, AIReF también lo está haciendo en informe para calcular en cuánto crecerá el gasto en pensiones a partir de esas previsiones demográficas, cuyos resultados presentará en breve. Ha anticipado que, como cabía esperar, reflejará un repunte del gasto, pero matizando que será "más contenido" de lo que en ocasiones se considera.