De este modo, España aparece como el octavo país de la eurozona y el décimo de toda la UE con menor presión fiscal. Entre los Veintiocho, el menor peso de la recaudación en relación al PIB en 2017 correspondió a Irlanda (23,5%), Rumanía (25,8%), Bulgaria (29,5%) y Lituania (29,8%), mientras los países de la UE con mayor presión fiscal fueron Francia (48,4%), por delante de Bélgica (47,3%) y Dinamarca (46,5%).
En cuanto a la estructura de los ingresos fiscales en España, en el año 2017 el mayor peso correspondió a las contribuciones sociales, con el 12,3% del PIB, por debajo de la media del 15,2% de la zona euro y del 13,3% de la UE.
Por otro lado, los impuestos a la producción y las importaciones representaron en el caso de España el 11,8% del PIB, por debajo de la media de la eurozona del 13,2% y del 13,6% para la UE. Dentro de este apartado, los ingresos por IVA en España representaron el 6,5%, frente al 6,9% de la eurozona y el 7,1% de los Veintiocho.
Por su parte, los ingresos por impuestos sobre los ingresos y la riqueza en España alcanzaron el 10,2% del PIB en 2017, frente al 12,8% de la zona euro y el 13,1% de la UE, de los cuales correspondieron un 7,5% a la renta personal y el patrimonio y un 2,3% de gravar los beneficios de empresas.