Hace cinco años, Catastro emprendió un plan de lucha contra el fraude que consistía en hacer un barrido por todos los municipios del territorio para comprobar si los metros cuadrados de tu vivienda, patio, jardín o parcela eran los que realmente habías declarado. Si este organismo detectaba errores con las piscinas, obras de ampliación o refoma, construcciones de naves y anejos, por ejemplo, lo notificaba y aplicaba una tasa de regularización de 60 euros, amén del aumento en la base imponible del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI).
Ese plan de regularización catastral 2014-2017 arroja ahora sus primeros resultados numéricos. Carmen Conejo Fernández, secretaria general de la Dirección General del Catastro, y Ana Isabel Martos Torres, vocal asesor de la misma dirección descubren algunas de estas cifras en la última revista del Catastro.
Ese plan ha supuesto un fuerte incremento de la inversión, que se autofinancia con la tasa de regularización y con un rendimiento espectacular. ¿Ha logrado multiplicar por 7 cada euro invertido en forma de recaudación del Impuesto de Bienes Inmuebles¿. La sostenibilidad de los actuales niveles de actualización del Catastro, a juicio de ambas, recomienda pasar a un modelo de mantenimiento continuo, para lo que se estiman niveles de inversión mínimos de unos 25 millones en inversiones catastrales. En estos cuatro años (2014, 2015, 2016 y 2017) la inversión asciende a 1.064 millones.
En dicho documento, Fernando de Aragón Amunárriz, director general del Catastro, señala: ¿Puede afirmarse sin rubor que el Catastro Inmobiliario presenta en nuestros días un significativo nivel de actualización, gracias a normas de profundo calado¿, entre las que cita la regularización catastral o la actualización de valores de inmuebles urbanos por aplicación de coeficientes.
Ambos procedimientos se han traducido en la disponibilidad de recursos para el sostenimiento de los servicios públicos básicos en años particularmente difíciles. Además, la experiencia de la regularización ha fortalecido, según sus palabras, los intensos vínculos con la Administración Local y ha permitido desarrollar novedosos y eficientes procedimientos normalizados para el seguimiento y control de las alteraciones catastrales.
El efecto en el IBI es notable. Según datos del Catastro, la cuota líquida de este tributo ha pasado de los 12.200 millones en 2013 a 13.600 millones en 2017. La recaudación de la antigua contribución urbana no ha parado de crecer en los últimos años, sin embargo esos ingresos eran prácticamente la mitad en 2007.
Las entidades locales consiguen el 28% de sus ingresos gracias a este tributo que ha salvado sus cuentas en los años más difíciles de la crisis.
- Y si Catastro se confunde y dice que regularices un inmueble que no es tuyo...