Los matices, siempre importantes, marcarán el último conclave monetario del año del Banco Central Europeo (BCE). Porque con el trazo grueso no valdrá; el fino, tan del gusto de los bancos centrales, será el relevante.

Lo grueso es que la entidad presidida por Mario Draghi confirmará este jueves que dejará de comprar deuda de manera neta en el mercado a partir de enero y que los tipos de interés terminarán el año sin cambios, con los oficiales en el 0% y los de la facilidad de depósito en el -0,40%, que es donde están desde marzo de 2016. Y como no es poca cosa, se podría pensar que con eso bastaría.

¿MISMO PAÍS O PESO EN EL CAPITAL?

Pero no. Este jueves habrá más en juego. Como recuerda Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors, ¿sería erróneo pensar que el final del programa de compra de activos del banco central marcará el final de su política acomodaticia¿.

Aclarar este asunto y procurarse toda la flexibilidad posible para el futuro, incluso sugiriendo la puesta en marcha de nuevas medidas expansivas en los próximos meses, será el trabajo de Draghi. Será el italiano quien se encargará de diseccionar el trabajo fino de la última cita monetaria del año en la rueda de prensa que ofrecerá desde las 14:30 horas

Primero defenderá el sesgo aún expansivo de la política de la entidad recordando que el BCE no se retirará por completo del mercado a parir de enero. Lo que ocurrirá desde entonces es que no realizará más compras netas, es decir, que no incrementará su balance ni la liquidez existente con nuevas adquisiciones de títulos en el mercado. Pero sí seguirá en el mercado mediante las reinversiones del dinero procedente del vencimiento de los bonos que ya tiene en cartera. O lo que es lo mismo, si, por ejemplo, `caducan¿ 100 millones en deuda pública española, cogerá ese dinero y lo dedicará a adquirir deuda en el mercado por ese importe.

Eso es lo que ya se sabe. Lo que aún no se sabe es con qué criterio lo hará. Y eso sí que no será poca cosa, porque en 2019 el BCE se encontrará con vencimientos por 200.000 millones de euros. Hasta la fecha, ya ha venido haciendo estas reinversiones, y en el caso de la deuda pública, que acogerá el 82% de los vencimientos de 2019 o 160.000 millones, lo ha hecho siguiendo un principio de jurisdicción. Es decir, si vencían esos 100 millones en bonos españoles, destinaba esa suma a seguir comprando bonos españoles.

La duda reside en si seguirá aplicando este criterio o si impondrá el establecido desde 2015 para las compras netas, realizadas según el peso de cada país del euro en el capital del BCE. Si elige esta segunda opción, a España le tocará el 11,97% de las reinversiones según el nuevo reparto de pesos anunciado por la entidad la semana pasada. Es decir, unos 19.000 millones de euros.

EL AMPLIO VERANO DE 2019

Pero aún habrá más trabajo fino que hacer. Como el relativo a si a Draghi le dará tiempo a subir los tipos antes de que su mandato expire en noviembre de 2019.

En junio, el BCE anticipó su intención de no tocar los intereses ¿hasta al menos durante el verano de 2019¿. Desde entonces, se conjeturó si esta referencia bastaba para ubicar el primer incremento de los tipos de la `era Draghi¿, iniciada en noviembre de 2011, en septiembre u octubre de 2019.

El problema radica en la pérdida de fuelle de la economía europea y la incertidumbre que vuelve al crecimiento global, con todos los riesgos asociados a cuestiones como el Brexit o la disputa comercial. Draghi deberá hilar fino hoy con su diagnóstico económico para asentar bien las expectativas del mercado y la hoja de ruta del BCE ante el incierto escenario que se adivina para 2019.

¿Lo más relevante [de la reunión] será conocer la visión que tiene la institución sobre el estado actual de la economía de la Zona Euro y sobre su devenir, algo que plasmarán en el nuevo cuadro macroeconómico que darán a conocer ese día¿, confirman desde Link Securities. En efecto, el BCE también presentará sus nuevas previsiones, que son revisadas cada tres meses y que esta vez constituirán un apoyo clave para los mensajes que Draghi tenga previsto enviar al mercado y a los agentes económicos, porque además incluirán ya las cifras de 2021.

En septiembre, el BCE esperaba un crecimiento del 2% en 2018, del 1,8% en 2019 y del 1,7% en 2020. En cuanto a la inflación, la situaba en el 1,7% para 2018, 2019 y 2020. David Kohl, estratega jefe de divisas de Julius Baer, encuentra especialmente optimista la previsión para 2019, que en su opinión será recortada del 1,8% al 1,6%-1,5%. ¿Un menor crecimiento servirá como el principal argumento para subrayar que la política monetaria seguirá siendo acomodaticia y asegurar un amplio grado de expansión monetaria más allá del final de las compras netas de deuda¿, precisa.