Daños de mercado. Si la semana pasada la terminamos asumiendo pérdidas en la cartera de renta fija, en la que comienza, iniciamos el proceso de venta de todos los fondos mixtos.
Las frases de sus gestores del tipo, esto recuperará, las inversiones son a largo plazo y perogrulladas similares, no hacen más que reforzar lo acertado de nuestro planteamiento. Pérdidas previstas del valor liquidativo de alrededor del -15%. La verdad es que una vez ejecutada la decisión, nos invade una sensación de paz.
Concretadas las pérdidas fiscales y con un porcentaje considerable de nuestro ahorro en liquidez absoluta, nos permite analizar la situación actual de crisis de deuda global que se expande desde el este hacia el oeste, y pendiente de calificarse como global. Sin el agobio de estar con la calculadora cada sesión de los mercados financieros para evaluar las pérdidas, analizamos otras perspectivas.
¿Recuperación en V?
Como ya tenemos claro que la recuperación no será en V, con la liquidez en cuenta corriente, nos dedicamos a decidir si es momento de invertir, en qué porcentaje de nuestro ahorro y en qué sectores o índices.
A la primera de nuestros interrogantes, nos respondemos que sí. Dedicaremos al mercado de guerra el porcentaje de renta variable que había en cada fondo de inversión mixto vendido. El porcentaje de renta fija a liquidez. Pero esta vez, el instrumento de inversión escogido será la gestión pasiva, Exchange Traded Funds, ETF. Si me equivoco será culpa exclusivamente mía, y puedo venderlo sin esperar a que los analistas reconozcan sus incapacidades.
Tenemos claro el porcentaje actual de nuestro ahorro que dedicaremos a nuevos vehículos de inversión, y dejamos la selección de cada de ellas dependiendo de las actuaciones realizadas y propuestas por los bancos centrales y reguladores.
Será una selección de Supervivientes, Technology, Healthcare Innovation, Digital Security, Automation & Robotics, Sustainability, contra cadáveres, Banks, Travell, Leisure, Comodities y Telecom. La proporción en cada sector al arbitrio del índice de riesgo y codicia de cada uno.
Los bancos centrales, reguladores y gobiernos. Durante la semana, son conscientes de que el coronavirus genera problemas de liquidez inmediata a las empresas y ciudadanos, como consecuencia de la paralización de las economías domésticas, y para frenar su expansión, no hay otra que inyectar dinero para sobrevivir a una cuarentena aún pendiente de determinar su duración. Cada cual que determine la proporción que considere que está de infectado.
Las medidas económicas para cubrir a corto plazo las consecuencias económicas de una pandemia, agravan la crisis de deuda que estaba latente. Se puede poner en marcha la máquina de hacer billetes, pero acto seguido hay que emitir bonos que ofrecer para su adquisición a otros que tienen problemas similares.
Mientras tanto, siempre podemos poner a quien pone en funcionamiento la máquina, a comprar sin límite la deuda que origina, QE, mientras encontramos compradores. A este ahorrador en cuarentena, le parece que todo este sistema tiene muchas similitudes con un sistema Ponzi, propio de las estafas piramidales.
Estas perspectivas de más deuda sobre la que ya hay, no ha hecho más que iniciar una guerra por acreditar entre los inyectan liquidez y compran de forma simultánea la deuda que la financia, cuál de ellos tiene más probabilidad de que cumpla con los compromisos asumidos de recomprarla a su vencimiento, Downrate, default, Credit spread. Hemos comprado cobertura para todos estos conceptos.
En las circunstancias actuales, y con cifras de trillones o billones dependiendo de quién sea el gobierno que sopla y sorbe de forma simultánea, este ahorrador prefiere no tener nada de deuda pública o privada, y sí liquidez en euros, con el solo objetivo de sobrevivir mientras se vislumbra si ésta será una de las monedas futuras de intercambio.