Norwegian vuelve a caer en picado en bolsa. Este martes llega a perder un 44% de su valor y se hunde hasta un nuevo mínimo histórico en los 0,42 euros por acción. La aerolínea nórdica se precipita ante la posibilidad de que su plan de rescate pase por el canje de títulos de deuda por acciones para evitar su colapso financiero.
El miedo a que esta vía se imponga -como todo apunta- y se traduzca en una fuerte dilución del valor de las acciones actualmente admitidas a negociación, además de una pérdida de poder de los actuales inversores de referencia, provoca una nueva estampida de inversores en la compañía. Con este nuevo descalabro, a contracorriente de la mayoría de sus comparables del sector, el hundimiento en bolsa alcanza el 78% desde que empezó el año.
Este canje es el que ha propuesto la dirección de Norwegian Air para la próxima junta de accionistas que prevé celebrar el 4 de mayo. El objetivo es aliviar los compromisos de deuda que la aerolínea había adquirido para financiar su ambicioso plan de expansión, que permitió el estreno de los primeros vuelos transoceánicos ‘low cost’.
Rescates sin pasajeros
Las dudas sobre la viabilidad de la compañía en un escenario de aviones parados y un tráfico de pasajeros raquítico a escala global nacieron precisamente de este endeudamiento. Tanto que los rumores sobre una posible intervención del Gobierno de Noruega no tardaron en aparecer para generar más tensión entre los inversores.
A mediados de marzo, Oslo presentó un paquete de ayudas con garantías de crédito a las aerolíneas por 6.000 millones de coronas, cerca de 540 millones de euros al cambio de divisas. La mitad de este montante estaba dirigido desde su origen al rescata de Norwegian. No obstante, no se trata de dinero incondicional, sino que se han fijado condiciones como la suavización de su abultado apalancamiento.
Hace ahora un mes, Norwegian comunicó el despido temporal de 7.300 empleados, cerca de un 90% de la plantilla. Los festivos de Semana Santa han sido el periodo que la compañía ha aprovechado para trazar su plan de reflote financiero, que contempla la referida inyección de fondos públicos de 3.000 millones de coronas noruegas (unos 268 millones de euros).
A través de la conversión de deuda en acciones, la compañía conseguiría en un único movimiento aliviar su deuda y mejorar su capacidad de liquidez. El objetivo del plan que lastra la cotización este martes pasa por el canje de 3.950 millones de euros de deuda, prácticamente la mitad de los 7.340 millones que acumulaba al cierre de 2019, según su balance anual.
Condiciones de acceso
Hace unas semanas, la nórdica anunció un acuerdo con dos bancos de la región que permitía el acceso al primero de los tres tramos en los que se ha dividido el rescate. La disposición del resto de los fondos previstos por el estado noruego requiere que los acreedores de la aerolínea renuncien a los intereses y permitan un aplazamiento de tres meses en el pago de amortizaciones.
En cualquier caso, el montante de la deuda que se pretende capitalizar supera y con mucho la capitalización actual del grupo, que ronda los 120 millones de euros. Esto supone casi 33 veces su actual valor bursátil, lo que da idea de la dilución a la que se enfrenan los accionistas de Norwegian y de la que muchos tratan de huir este martes aun a costa de asumir pérdidas.