La búsqueda de gangas se ha convertido en una constante para inversores y analistas en las últimas semanas. Y Wall Street no parece el lugar más adecuado para dar con ellas. A pesar del desplome del 12% que el índice S&P 500 acumula desde que empezó este año del coronavirus, su ratio PER está por encima de su media histórica de los últimos años.
A las puertas de la semana grande de la presentación de cuentas en Wall Street, la ratio favorita de los analistas para valorar lo cara o barata que cotiza un acción señala que el promedio del S&P 500 no está precisamente ‘de rebajas’. El índice agregado marca en la actualidad una PER de 19,1 veces a un año vista, holgadamente por encima de las 16,7 veces de los últimos cinco años y aún más frente a las 15 veces de la última década.
Desde que acabó marzo, la cotización del S&P 500 ha engordado un 8,2%, mientras que las primeras revisiones de estimaciones anuales que han visto la luz para sus cotizadas han rebajado en un 11% su previsión de beneficios por acción para el presente ejercicio. A tenor de las cifras recopiladas por FactSet, parece que lejos de ofrecer descuentos, el índice neoyorquino está cada vez más caro.
Antes del 'sell in May'
Hasta ahora, ha desfilado por la pasarela de las cuentas trimestrales un 24% de los integrantes del índice agregado, pero esta semana publicarán sus balances 172 de sus compañías, un 34% de su cesta. Y entre esta sobrada centena y media de valores, harán lo propio hasta 12 de las empresas que conforman la treintena que marca la evolución del índice Dow Jones. Ante esta próxima avalancha, los gestores consultados aconsejan aguantar posiciones por ahora.
Aunque la muestra conseguida hasta la fecha ya es indicativa de por dónde pueden ir las tornas en la meca global de las finanzas, la rotación de carteras en Wall Street se antoja más conveniente cuando pasen los próximos días. Entonces, con casi un 60% del S&P 500 con sus cuentas sobre la mesa, será el momento de tomar una decisiones que, en tiempos de menor volatilidad, hubieran traído de vuelta el viejo refrán de ‘vende en mayo y vete’ (‘sell in May and go away’, según reza el aforismo original en inglés).
Con estas recomendaciones presentes, la ratio PER más elevada tanto en números redondos como frente a su media histórica se produce actualmente en el sector de consumo discrecional. Con un precio que viene abarcar 29,5 veces sus beneficios por acción, supera en 9,9 veces su registro de los últimos cinco años y en 12 veces la marca de los últimos diez. A tenor de estas cifras, se trata del grupo donde más difícil se antoja el hallazgo de gangas.
Al otro extremo, el sector financiero es el que más cerca está de sus medias históricas. Con una ratio PER de 12,8 veces, empata con el último lustro y se sitúa solo 0,6 veces por encima de la marca de la última década. No hay que olvidar que se trata de un sector armado de provisiones hasta las cejas para evitar colapsos como los de la crisis de 2008. El consumo básico también empata con su media de cinco años en 19,2 veces, aunque a una década el ‘encarecimiento’ es de 1,7 veces según la ratio PER.
El antídoto a la epidemia
La diferencia frente a estas medias de largo plazo es de solo 0,5 y 1,7 veces en el sector de salud, un grupo en el que se ubican muchas de las farmacéuticas que están dedicando buena parte de sus esfuerzos y recursos a encontrar un antídoto eficaz frente a la infección por Covid-19. Con un PER de 16,1 veces, las oportunidades de entrada parecen más atractivas si se ejecuta una buena selección de valores.
Para aquellos defensores de que el mercado no caerá con tanta fuerza como en otras ocasiones y, por tanto, el momento inequívoco de la compra sí que ha llegado, los números recopilados por FactSet también traen un recado. A pesar de que es cierto que la actual crisis comenzará a aflojar conforme se vaya conteniendo el coronavirus, la ratio PER de 19 veces que actualmente marca el S&P 500 se queda muy por encima de las 15,6 veces que el indicador marcaba justo al cierre del primer trimestre.
Retirada masiva de objetivos
De estos números podría deducirse que el momento óptimo de entrada podría haber pasado ya. Eso sí, siempre y cuando se den por válidas las tesis que defienden que ya no vendrán caídas tan gruesas como las de mediados del marzo pasado gracias al respaldo de los bancos centrales y las medidas económicas y fiscales desplegadas por los gobiernos y distintas instituciones supranacionales.
Por si fuera poco para llamar a la cautela, de las compañías que ya han publicado sus cuentas de arranque del año, solo un 10% ha dado a conocer previsiones de beneficios por acción para el segundo trimestre del año superiores a las de igual altura del ejercicio pasado.
Asimismo, un 60% las compañías del índice que han exhibido su balance hasta marzo han optado directamente por eliminar toda previsión y emplazar a sus accionistas a más adelante para poder ofrecer números más ajustados. No llegarán hasta que hayan calculado con más precisión el impacto real de la pandemia en su negocio. Y, entonces, ya podría ser tarde para salir a la caza de oportunidades.