El sector bancario no ha empezado el nuevo mes bursátil con buen pie. Las entidades financieras españolas vuelven a situarse entre las más castigadas del mercado tras unos días en los que el buen tono había prevalecido de la mano de unos resultados empresariales más que moderados ante el impacto en cuentas de la crisis del coronavirus.
La tregua vivida por los bancos que forman parte del Ibex 35 entre el 27 y el 29 de abril se truncó el pasado viernes, con fuertes caídas que hoy se amplían y que dejan las cotizaciones del sector extremadamente deprimidas, especialmente entre los grandes.
BBVA, por ejemplo, cae más de un 10% en las últimas dos sesiones (viernes y lunes). Su cotización había logrado recuperar un 22% en las tres jornadas anteriores, hasta los 3 euros que el valor no veía desde el pasado 9 de abril. Sin embargo, el fuerte descenso de este lunes vuelve a dejar a la entidad por debajo de ese soporte clave.
Por su parte, Banco Santander logró recuperar los 2 euros por acción la pasada semana. Cifra que, a falta de unas horas para el cierre, pierde hoy con una caída del 2% que se suma al 6% que la entidad se dejó el viernes.
Las caídas se repiten en el resto de entidades, con pérdidas que rondan el 5% en Sabadell y Bankinter y el 1,7% en Bankia, en una jornada de caídas aceleradas en los mercados globales ante la avalancha de previsiones macroeconómicas nefastas y la evidencia de que la crisis provocará un enorme agujero en los resultados empresariales de este año.
Por ejemplo, Credit Suisse ha sido uno de los primeros en pronunciarse sobre las previsiones para Banco Santander, recortando de nuevo el precio objetivo de la entidad hasta los 3,4 euros por acción, aunque mantiene un consejo de 'sobreponderar'.
Los analistas consideran que el aumento del coste del riesgo y la depreciación de las monedas emergentes provocarán una caída en la previsión de ingresos de la entidad para los próximos tres años, del 27% de crecimiento en 2020 al 7% en 2021. Del mismo modo, en su último informe sobre el banco, advierten del impacto en su capital de un empeoramiento de la calidad del crédito en cartera.