La aversión al riesgo está detrás de la extrema volatilidad desatada en los mercados de valores en esta crisis del coronavirus. Así lo explica Domingo García Coto, director del Servicio de Estudios de BME, que advierte de que “esta vez no va a ser suficiente con las estrategias de los bancos centrales”.
El experto defiende que “el aprendizaje de la crisis financiera que se inició en el año 2008 está facilitando mucho en esta ocasión las respuestas de los bancos centrales”. Sin embargo, García Coto considera que las incertidumbres que genera el origen sanitario de esta crisis y el hecho de que todo apunta a un impacto “mayor” en la economía deja muy debilitado su margen de maniobra.
En este sentido, señala que “sería de gran ayuda que las autoridades coordinasen instrumentos y acciones fiscales de cara a inyectar liquidez en el sistema en las condiciones más favorables posibles”.
Un reciente estudio del experto de BME ahonda en “lo que hay detrás de los episodios de caída y volatilidad en los mercados”. En esta búsqueda, llegan al papel que desempeña la aversión al riesgo, que considera que “es un factor que todavía está poco estudiado, incluso ignorado en muchos casos a la hora de explicar las fluctuaciones económicas”.
García Coto explica que esta aversión al riesgo “es muy cambiante y contracíclica”, lo que implica que sube más en momentos bajistas que lo que se suaviza en momentos alcistas. “En momentos de incertidumbre, ningún inversor estará dispuesto a adquirir un activo con riesgo hasta que su precio no sea suficientemente bajo”, explica.
Dentro de este mismo discurso, desde BME subraya que, “mientras la expectativa de beneficios futuros no sea suficientemente amplia, los precios van a seguir cayendo”. Explica que “así ocurrió en 2008 y es lo que ha sucedido en la crisis pandémica actual”.
A pesar de estos bandazos, García Coto defiende que los mercados regulados no echen el cierre en circunstancias como estas “para garantizar la liquidez de una parte del patrimonio de las familias y los hogares en todo momento y además preservar la transparencia, la seguridad y la integridad de las transacciones financieras”.