La suerte está casi echada para BME. Este viernes 5 de junio es el último día del que disponen sus accionistas para decidir si aguantar con sus acciones o acudir con ellas a la opa de Six Group. El hecho de que los suizos no hayan procedido a una nueva ampliación de plazos hace pensar que el éxito está asegurado, pero una porción nada desdeñable del 25% de su capital está en manos de distintos fondos de inversión.
Con fecha de este mismo viernes, son diez los fondos de inversión que acumulan posiciones relevantes en el capital de BME. Los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) muestran que la palabra de mayor peso la tiene en este momento JP Morgan, que figura como titular de un 6,05% del capital de la sociedad rectora de la bolsa española.
A pesar de que en la lista figuran nombres más que reconocidos en la industria de la inversión, lo cierto es que la mayoría de posiciones están construidas a través de derivados financieros. Una circunstancia que, según varios gestores, invita a pensar en que se trata más de una estrategia para arañar algo de rentabilidad con la venta a Six Group que posiciones de convicción. De hecho, antes del lanzamiento de la oferta de los suizos, la casi totalidad de estos fondos no formaban parte del accionariado de BME.
Los diez fondos
El elenco, más allá de JP Morgan, lo conforman las siguientes firmas: BlackRock (3,83%), Lyxor (3,33%), Norges Bank (2,28%), Sand Grove (2,28%), Kite Lake Capital (2,06%), Farallon Capital (1,77%), Goldman Sachs (1,66), Syquant Capital (1,03%) y Boussard & Gavaudan (1,02%). Entre todos suman una cuarta parte del capital BME, por lo que aunque todos optasen por la improbable opción de no vender su parte, la opa podría seguir estando asegurada, pues está condicionada únicamente a la aceptación de un 50% de las acciones de la cotizada española más una.
En este sentido, tanto el consejo de administración de BME, presidido por Antonio Zoido, como su accionista de referencia, Corporación Financiera Alba (12,06%), se han comprometido públicamente a vender sus acciones. El brazo inversor del grupo financiero March ha anunciado, de hecho, que con la operación se apuntará 12 millones de euros en plusvalías.
De este modo, la gran incógnita está en los inversores minoristas, que son legión en la compañía por tratarse de un valor histórico de la bolsa española y, además, por ser uno de los pagadores de dividendo más recurrentes y generosos de todo el parqué nacional. Una circunstancia que, todo sea dicho, acabará con la toma de control de Six Group si esta llega a consumarse, tal y como ha adelantado ya el grupo rector de la Bolsa de Zúrich.
A pesar de que el respaldo que los de Six hayan cosechado en este grupo de pequeños inversores será determinante para conocer si BME seguirá cotizando en bolsa o no, todo apunta a que el éxito de la opa está asegurado en los términos planteados en su folleto. En este sentido, cabe señalar que los suizos no han ejercido su derecho a formular una nueva prórroga para su oferta.
Sin prórroga y con cariño
Es más, cuando anunciaron una ampliación de plazos el pasado 7 de mayo, aseguraron que se trataba de un gesto hacia los pequeños inversores que habían tenido difícil acudir a la sucursal de su banco o gestora para dar la orden de adhesión. En este sentido, no hay que olvidar que esta opa se ha desarrollado íntegramente en estado de alarma, con buena parte de la misma en uno de los confinamientos más estrictos de toda Europa.
Además, como otro indicio de cuál será el desenlace los analistas apuntan a que la oferta de Six se ha formulado de buena voluntad con el consejo de administración de BME, que llegó a asumir una penalización de unos 14 millones de euros si la operación no salía adelante.
La incógnita de la exclusión
Asimismo, en semanas previas, el goteo de informes trimestrales que los fondos de inversión han remitido a la CNMV para dar cuenta de los movimientos de sus carteras mostraban la venta de esta posición, aprovechando picos de cotización por encima de los 32,98 euros que finalmente abonará Six, o su intención de acudir a la opa.
Varios brókeres señalan que en estas operaciones “lo más habitual es que nada se resuelva hasta el último momento del último día”. “Más en este caso, en la que una gran parte del mercado estaba pendiente de la posible aparición de ofertas competidoras”, añaden.
Por lo que se refiere a la posible exclusión bursátil de BME, Six ha especificado que no tiene intención de proceder a esta maniobra a través de las pertinentes compras forzosas siempre que haya, al menos, un 5% del capital social fuera de su control y en manos de pequeños inversores, lo que se conoce como free-float. En sentido contrario, los suizos contemplan también la posibilidad de una colocación de acciones en los dos años siguientes a la oferta si la operación resulta en un capital flotante que “fuera inferior al 15%”.