En el mundo desarrollado, la población suele contar con redes de seguridad que le permiten mitigar, al menos en parte, el impacto de eventos inesperados que pueden determinar sus posibilidades de avance social. No obstante, a las ayudas y subsidios que desde el sector público se ponen a disposición de empresas e individuos, se añaden otros instrumentos de protección y compensación de riesgos, como los que aporta la actividad aseguradora.
En los países en desarrollo, sin embargo, estas redes de seguridad son débiles o simplemente inexistentes. Una persona que trabaja en la economía informal y sufre un shock inesperado derivado de la materialización de alguno de los riesgos a los que todos nos hallamos expuestos, enfrentará una pérdida de patrimonio y rentas que podrá afectar a su familia y condenarla a perpetuar su situación de pobreza. En este caso, el seguro puede jugar un papel clave en el proceso de inclusión, al dar acceso a los grupos de menores ingresos de la sociedad a productos que les permitan la protección de la vida, la salud y el patrimonio, a través de los procesos de ahorro y de compensación de pérdidas implícitos en los productos aseguradores.
El seguro es un mecanismo que claramente facilita el proceso de movilidad social, al permitir que los individuos y familias superen los shocks que pueden llegar a afectar su patrimonio y capacidad de generación futura de renta. Sin el respaldo del seguro, los avances individuales o familiares alcanzados pueden perderse ante la materialización de ciertos eventos adversos. Así, la posibilidad de acceder a productos aseguradores puede ser la diferencia entre que los individuos o familias consigan el objetivo de la movilidad social, o permanezcan en condiciones de vulnerabilidad económica.
El más reciente informe sobre «Inclusión Financiera en Seguros, publicado por MAPFRE Economics, ofrece un análisis conceptual y de experiencia internacional, en torno a la forma en que los microseguros (seguros dirigidos a los grupos económicamente más vulnerables) pueden contribuir a elevar las posibilidades de que un segmento amplio de la sociedad global pueda acceder a mayores niveles de bienestar. Como detalla el informe, hay dos factores que están incidiendo en el desarrollo de los microseguros en los últimos años: el uso de las nuevas tecnologías, y la voluntad de los gobiernos para estimular su crecimiento como parte del diseño de políticas públicas.
Por una parte, las nuevas tecnologías permiten reducir costes, no solo en la contratación del producto y pago de la prima, sino también en su gestión, renovación y pago de las indemnizaciones. Por ello, los microseguros deben tener un diseño sencillo: la póliza y sus condiciones deben ser simples y su contenido fácil de comprender; deben considerar coberturas y beneficios claramente definidos; y el pago de las indemnizaciones debe hacerse prácticamente de inmediato y cumpliendo requisitos documentales mínimos. Y, por otra parte, resulta esencial la implementación de ajustes normativos que reduzcan los costes de gestión y transacción de estos productos, de forma que se asegure su accesibilidad y asequibilidad.
Por sus características, el potencial de desarrollo de los microseguros es mayor en aquellos países con importantes segmentos de población de bajos ingresos. “The Economist Intelligence Unit”, con el apoyo, entre otras instituciones, del Banco Interamericano de Desarrollo, publica anualmente un informe con indicadores para valorar el entorno para la inclusión financiera en más de cincuenta países, el cual se traduce en un índice que toma en consideración cinco aspectos: el gobierno y apoyo de políticas; la estabilidad e integridad; los productos y puntos de venta; la protección al consumidor, y la infraestructura.
En el informe de 2019, se concluye que el entorno para la inclusión financiera a nivel mundial está mejorando, siendo Latinoamérica la región líder para la inclusión financiera en materia de infraestructura y regulación. Así, dentro de los cinco primeros países de su clasificación se encuentran cuatro latinoamericanos: Colombia, Perú, Uruguay y México. El quinto lugar es para la India.
En definitiva, como lo explica el informe de MAPFRE Economics, “los seguros inclusivos constituyen una de las principales herramientas para reducir la Brecha de Protección del Seguro (BPS) en las economías emergentes, al actuar en dos dimensiones. Por una parte, en una perspectiva de corto plazo, elevan la demanda de aseguramiento al incorporar a nuevos segmentos de la población al mecanismo de protección que representa el seguro. Y por la otra, los seguros inclusivos son también un instrumento de educación financiera que permite acompañar el progreso socioeconómico de la población y, con este, el aumento ulterior de la demanda de seguros”.
Mejorar los niveles de bienestar de la población, especialmente en el mundo en desarrollo, es una de las grandes asignaturas pendientes, y los microseguros constituyen, sin duda, una poderosa herramienta para avanzar en ese inaplazable propósito de la sociedad global.
** Manuel Aguilera, director general de MAPFRE Economics