La cuenta atrás se agota para los inversores de dos pesos pesados de la bolsa española. A los accionistas de Telefónica y Repsol apenas les quedan unos días para decidir entre acciones o efectivo en el cobro de sus respectivos dividendos. Una opción que, esta vez más que nunca, parece tener su clave en el potencial alcista de ambos títulos.
Los analistas consultados por Invertia recuerdan que en términos de rentabilidad bruta inmediata, las diferencias entre escoger una modalidad u otra de retribución son mínimas. Y es que el importe a distribuir en efectivo y la ecuación de canje para la recepción de nuevas acciones se calcula en paralelo y partiendo de las mismas cifras. Una cosa menos a la que dar vueltas.
Sin embargo, sí que puede haber pequeñas diferencias en función de cómo hayan ido evolucionando los precios de las acciones ya emitidas así como de los derechos del dividendo durante su periodo de negociación. No obstante, los inversores que elijan el cobro en efectivo tienen que solicitarlo a su entidad depositaria antes de que los derechos completen su periodo de negociación en el parqué, de manera que los cálculos pueden ser bastante imprecisos.
Atención al calendario
Este factor es determinante para que los expertos señalen que tampoco hay que poner en este punto el peso de la elección final. Solo contemplan una posible excepción: que la evolución de precios entre derechos y acciones haya sido muy dispar. Y este no ha sido por ahora el caso ni en Repsol ni en Telefónica, ya que únicamente suele producirse cuando tienen lugar órdenes de arbitraje en emisiones de acciones asociadas a operaciones mucho más arriesgadas que un ‘scrip dividend’.
Por si acaso, las fechas bailan, en el caso de Telefónica, el último día para pedir euros contantes y sonantes es el jueves 25 de junio, mientras que los derechos de la ‘teleco’ seguirán marcando precio hasta el 1 de julio. Por lo que se refiere a Repsol, las fechas señaladas en el calendario son el martes 30 de junio para elegir el efectivo y el 6 de julio para la retirada de cotización de los derechos.
La rentabilidad de cada opción
Con la cuenta atrás presionando ya muy cerca de su fin, los accionistas de Telefónica tienen que decidir entre recibir una acción gratuita por cada 24 antiguas en cartera o percibir 0,193 euros brutos. La rentabilidad, a precios actuales del mercado, es del 4,35% para los que elijan recibir efectivo y del 4% para los que elijan acciones.
Hay una tercera vía en la elección: la de vender derechos a terceros a precios de mercado. Hasta ahora, el máximo de cotización ha estado en los 0,2 euros que el día de su debut alcanzaron en el parqué y desde entonces no han conseguido volver a marcar. Considerando este precio, la rentabilidad máxima por vender a terceros habría estado en el 4,5%.
En el caso de Repsol, los números son de 0,492 euros brutos por acción o una acción por cada 18 en cartera. Aquí las rentabilidades son respectivamente del 5,66% y del 5,27%, en función de sus precios de cotización actuales. Aquellos que hubieran tenido prisa por hacerse con liquidez y hubieran vendido ya sus derechos sobre la ampliación gratuita, habrán obtenido un importe máximo de 0,48 euros, que se traduce en un rendimiento tope del 5,22% para la transacción.
Ante estos porcentajes tan próximos entre sí, la gran duda llega con el potencial de revalorización que tanto Telefónica como Repsol atesoran a estas alturas del año. Cerca de un 40% en ambos casos, según el consenso de analistas consultado por Refinitiv. En este sentido, la espera a tiempos mejores para vender podría ser grata si se cumplen las previsiones del mercado. Aunque conviene recordar que en esta crisis del coronavirus todas la proyecciones son más que nunca solo eso.
A la espera de remontadas
La directora de análisis de Renta 4, Natalia Aguirre, reconoce que aunque ella es partidaria de elegir el efectivo y que cada accionista decida luego a qué dedicarlo, sí considera que “recibir acciones infravaloradas ahora con una visión de medio plazo puede tener sentido para un inversor que no necesite liquidez”.
El analista Sergio Ávila, de IG, señala que “la mejor opción dependerá de la estrategia del inversor”. Nuevas acciones para el que busque posiciones a largo plazo que no se diluyan, y vender directamente en el mercado si lo que se quiere es liquidez para cazar con rapidez alguna repentina oportunidad de inversión.
Cita con Hacienda
Eso sí, también recuerda el asunto de la fiscalidad, ya que la recepción de acciones en un ‘scrip dividend’ no implica el pago de ningún impuesto inmediato, mientras que por las ventas de los derechos siempre hay que pasar por la ventanilla del fisco.
Por lo que se refiere a las amables previsiones de consenso, Ávila explica que “ambos valores están en fase de rebote y lo más probable es que puedan continuar subiendo”. En tal caso, si no hay necesidad de liquidez, considera que lo más prudente sería esperarse para deshacer posiciones a un precio más elevado.
En este último punto es en el que insiste Joaquín Robles, analista de XTB, pues considera que la dilución de participaciones que un pequeño inversor pueda sufrir “no es representantiva”. Es más, apunta que este debería ser un debate interno únicamente para los inversores institucionales con posiciones relevantes en las cotizadas o ajustadas por algún otro factor ajeno al reparto de dividendos.
No obstante, la analista Elena Fernández-Trapiella, de Bankinter, señala que sí hay un efecto dilutivo que golpea a todos los accionistas. “Más acciones sin entrada de efectivo a cambio”, explica, se traduce en una menor participación de cada acción sobre el valor de la compañía. En el caso de Telefónica, y a pesar de que la experta considera que sus acciones tienen potencial alcista, aconseja elegir el efectivo porque “hay alternativas de inversión más atractivas en términos de rentabilidad/riesgo”. Así de tajante.
El analista de Invertia, Eduardo Bolinches, recuerda que la falta de pronunciamiento de los accionistas en un reparto como estos implica la recepción de nuevos títulos. Aviso para navegantes. Más allá de que la elección final debería tener mucho que ver con “el horizonte temporal con el que se ha entrado en el valor”, señala que ambas compañías están en una zona clave para definir su futuro más inmediato.
En el caso de Repsol, Bolinches señala que su aguante por encima del soporte de los 8 euros por acción es una buena señala que invita a pensar en el regreso a los 10 euros por título. Una posible pista de despegue, por tanto, hacia la revalorización a corto plazo. En Telefónica, la frontera sobre su rumbo la marcan los 4,3 euros por acción. El experto aconseja vigilar qué ocurre con esta cota para contar con todos los elementos antes de decidir cómo cobrar su próximo pago al accionista.