La complejidad del ser humano radica en sus emociones y su capacidad de razonar. La inteligencia es bicanal, de ahí que rasgos como intuición y astucia sean tan compatibles con la paciencia y la lógica. ¿De qué sirve la astucia sin inteligencia? Las personas sensibles son un regalo y a la vez una necesidad para nuestro mundo y más en el mundo del dinero. Al fin y al cabo, la dictadura de la codicia no deja de ser uno de los siete pecados capitales.
Siempre he pensado que la codicia es buena, pero aquella que nos estimula hacia una dirección. La motivación del ser humano parte del ardiente deseo de lograr objetivos y al fin y al cabo, cuando el objetivo de un trader es ganar dinero, el objetivo se convierte en un deseo y pierde toda su esencia. Es este precisamente el momento en el que el miedo se apodera de la mente de un ser humano y eso en bolsa te destroza.
Violento golpe bajista el que han recibido las bolsas durante la semana con el pretexto del rebrote del coronavirus en EEUU y la llegada de una segunda oleada del Covid-19. La renovada volatilidad ha devuelto a escena a los más agoreros, que tratan de imponer su discurso del miedo a través de una recaída de bolsas, economía y salud.
Sin embargo, la realidad de los datos es bien distinta con una espectacular recuperación de los importantes datos de PMI conocidos esta semana y que auguran una fuerte recuperación en los beneficios empresariales.
Este segundo trimestre del año 2020 es absolutamente crucial para comprobar el verdadero impacto económico de la pandemia, especialmente en Europa. Es importante matizar que durante el primer trimestre del año pudimos ver solamente un atisbo de ello, tras 15 días de confinamiento.
La renovada volatilidad ha devuelto a escena a los más agoreros, que tratan de imponer su discurso del miedo
Estas cifras me hacen pensar que lo que vemos en Wall Street no es racional. De hecho si atendemos a series históricas de comportamiento bursátil las bolsas americanas no se han recuperado en V tras un crash, a los largo de la historia. Por lo tanto, si consideramos como anormal algo nuevo, es obvio que estamos cambiando la historia.
Amazon abandera en parte este cambio de paradigma, más cercano a lo que supuso la revolución industrial que cualquier otro cambio de era que hayamos podido experimentar en los últimos 150 años. Estamos viviendo la era de la transformación digital y la revolución ecológica. Un mundo que muere de contaminación, mas sensibilizado con los valores humanos, por el respeto a los animales y por la igualdad en las oportunidades sin importar género o raza.
Un mundo que ha entendido durante la pandemia que comprar por internet es más cómodo y práctico si pretendemos capitalizar el tiempo. Un mundo que valora la concilación familiar y laboral gracias a las nuevas tecnologías y al hecho de comprender casi por obligación, que el teletrabajo no solamente es viable sino que mejora la responsabilidad de las personas en el cumplimiento de sus obligaciones. La transformación del sector servicios, educación, finanzas, publicidad o media es solamente el comienzo del tsunami arrasador que es internet. El 2.000 fue el preludio de lo que se nos viene encima y Amazon es el pilar que abandera aquello que ya intuyó el mercado, convirtiendo expectativas en la última gran burbuja bursátil que se recuerda.
La fuerte subida de Wall Street es más ilógica que lo que estamos viendo en la vieja y deprimida Europa. La economía de la Europa burocrática y decadente, se explica a través de sus débiles bolsas. La apatía en forma de recuperación anémica no es más que el reflejo de la descoordinación y la falta de concreción sobre un proyecto común ágil y dinámico. En EEUU, las cosas son bien distintas.
La irresponsabilidad, que a veces nace del exceso de libertades, se ha convertido en revueltas constantes capaces de romper cualquier estado de alarma. No es fácil contener una pandemia con revueltas constantes. Hay tiempo para todo, por supuesto, pero en Europa entendimos que el confinamiento es una etapa dura que marcará nuestras vidas pero que era necesario aguantar algunos meses, a cambio de salvar vidas. Lejos de los problemas sociales que subyacen en el exceso de las libertades, el dinamismo en la recuperación de la economía americana como consecuencia de la determinación a la hora de tomar decisiones, es el gran contrapeso de esta balanza.
¿Pesa más el giro autoritario de los países capaces de imponer un estado de alarma o una nación determinante y capaz de liderar asuntos económicos? Yo me quedo con lo segundo. Entiendo que en la primera parte, más que políticas autoritarias que faculten la pérdida de libertades, lo que necesita el mundo es sentido común. Y eso es lo que me lleva a pensar en Amazon y en lo que significa para el mercado.
La fuerte subida de Wall Street es más ilógica que lo que estamos viendo en la vieja y deprimida Europa
Las FAMAG (Facebook, Amazon, Microsoft, Apple y Google) suponen más del 30% de la capitalización del mercado tecnológico. La enorme capitalización de estas compañías marca el destino del índice y lo hace con razón. Podemos entrar en el debate de sus valoraciones, pero lo que es indiscutible es que las viejas métricas de valoración deberían revisarse en las escuelas del value investing, puesto que comprar barato no solamente parte de comprar compañías infravaloradas por un suceso coyuntural, sino que comprar una compañía de crecimiento constante a largo plazo, conjuga un adjetivo elemental para el mercado que es la rentabilidad.
Las bolsas seguirán consolidando lentamente su recuperación, mostrando en cada corrección la peor cara de las narrativas agoreras, pero infundadas tras los datos que siguen demostrando dos cosas, que el virus sigue expandiéndose por el mundo; de la misma manera que los mercados están cada vez mas adaptados a ello. Seguimos en los trece, esta corrección es para comprarla.
***Marc Ribes es CEO de Blackbird Wealth Management.