El verano pasado, la cúpula de MásMóvil se afanaba en comprar acciones de la compañía como antídoto para su retroceso en bolsa. Ahora, con una opa pendiente sobre la ‘teleco’, su vicepresidente segundo ha decidido vender parte de su cartera en el mercado. Y a un precio inferior al planteado en la oferta.
La venta de Josep María Echarri se recoge en un formulario remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En el documento se recoge la transmisión de 4.535 acciones de MásMóvil, por un precio unitario de 21,95 euros. Este montante suma 99.543,25 euros y supone un 2,4% menos que los 22,5 euros por título que los fondos Providence, KKR y Cinven han puesto sobre la mesa para hacerse con el control de la firma.
El movimiento se corresponde, además, con la cartera de titularidad directa de Echarri. En este sentido, el vicepresidente segundo también ha dado cuenta al supervisor de movimientos en varias de las sociedades bajo la cabecera de Inveready, la firma a través del cual gestiona el grueso de su participación de entorno al 2% en la compañía. La venta se produjo, según recoge la comunicación, el pasado 24 de junio, cuando la compañía cerró en 22,76 euros.
Maniobras al alza
El perfil de Torres en la web corporativa de MásMóvil recoge que es titular directo de 11.535 acciones, de las que previsiblemente habría que detraer el importe vendido que se ha comunicado a la CNMV. Además, de forma indirecta es titular de 2,72 millones de acciones más de la compañía.
Su membresía en el consejo de administración de la compañía se remonta a marzo de 2017, cuando recibió su nombramiento como vicepresidente segundo. No obstante, el órgano rector de MásMóvil reserva un asiento para Inveready desde junio de 2014, hace ahora poco más de seis años.
Actualmente, la opa de Providence, KKR y Cinven está pendiente de aprobación por parte de la CNMV. No obstante, los fondos accionistas e incluso algunos miembros del consejo están maniobrando para conseguir una mejora de precio en la oferta, una estrategia que se ampara en el convencimiento de que estarían dispuestos a afrontar un desembolso de hasta 26 euros por acción si llegasen contraofertas.