Los españoles buscan antídoto al impacto del coronavirus en los fondos de gestión pasiva
Los inversores acuden como nunca en los últimos seis años a unos fondos indexados que ofrecen más rentabilidad y menos costes que la media.
2 julio, 2020 02:13Noticias relacionadas
La crisis del coronavirus ha provocado entre los españoles una insólita fiebre por la gestión pasiva. Por primera vez en los últimos seis años, esta categoría de fondos de inversión llega a mitad de año con suscripciones netas. Toda una hazaña si se tiene en cuenta que la industria ha sufrido la huida de nada menos que 1.614,5 millones de euros en el primer semestre de 2020.
Esta fiebre por los fondos de gestión pasiva queda más en evidencia si se considera que en los seis primeros meses del año han sido capaces de captar 403,2 millones de euros netos. Así lo recogen los datos semestrales adelantados que esta semana ha facilitado Inverco. De esta partida, la friolera de 111,5 millones se corresponde con entradas netas de un mes de junio en el que el Ibex 35 lograba una remontada del 1,9%.
La cifra acumulada de suscripciones netas en el primer semestre solo es mayor en la categoría de renta variable internacional, que suma 821,9 millones de euros conforme a los números de la patronal sectorial. Y eso a pesar del varapalo que acumulan buena parte de los mercados bursátiles mundiales. Por lo que se refiere al mes de junio, solo la categoría de renta fija adelanta a la gestión pasiva.
Éxodo a Wall Street
Los gestores consultados por Invertia explican el liderazgo semestral de la renta variable internacional por el éxodo de los españoles hacia fondos de inversión focalizados en Wall Street. Allí, a diferencia de otras muchas plazas bursátiles, el impacto del coronavirus ya no existe -como en el Nasdaq- o es una simple anécdota para muchos de sus grandes índices.
Por su parte, la dominancia de la renta fija en junio encuentra su explicación en “el regreso hacia posiciones más conservadoras por miedo a los rebrotes del coronavirus y una posible marcha atrás en los planes de desconfinamiento”, tal y como explican desde una firma madrileña de asesoramiento financiero.
En contraposición, para explicar la fiebre por la gestión pasiva, los expertos tienen que recurrir a una explicación más elaborada que las anteriores. Y es que apuntan hacia la conjunción de varios factores que, en contra de lo que venía ocurriendo desde hace seis años, ha resultado en un cierre semestral de suscripciones netas y generosas para esta categoría. Al cierre de junio de 2015, el peor de este periodo, los reembolsos netos en esta categoría alcanzaban los 4.668 millones de euros, según datos de Inverco consultados por este portal.
El primer punto a considerar está en el creciente catálogo de productos que comprende esta categoría. Si en el año 2009, el primero para el que las estadísticas de la patronal del sector ofrecen cifras separadas, el abanico abarcaba solo 40 fondos, en la actualidad se cuentan más de 186 en la categoría. Dicho de otro modo, ahora hay el cuádruple de opciones que hace poco más de una década.
Guerra de las comisiones
La segunda razón a la que apuntan los gestores para este auge es la búsqueda de productos de bajo coste en un entorno de retornos inciertos en el que algunas de las firmas de gestión activa más reconocidas están arrojando rentabilidades poco lustrosas frente a sus índices de referencia. En este sentido, la guerra desatada entre varias gestoras -fundamentalmente estadounidenses- por ofrecer fondos indexados de comisiones casi inexistentes ha conseguido hacer de la necesidad, virtud.
A este punto también ha contribuido la proliferación de las plataformas de roboadvisors y ‘supermercados’ de fondos, que permiten acceder a estas clases frecuentemente reservadas a inversores institucionales gracias a cuentas ómnibus donde se agrupan las aportaciones de todos los clientes de una misma entidad financiera.
En este sentido, la gestión pasiva había sido una herramienta frecuentemente usada por grandes inversores para ganar exposición a activos o mercados de difícil acceso directo o en donde no estaban interesados en hacer una selección detallada de posiciones. Así sigue siendo fundamentalmente con los fondos indexados, que se limitan a replicar un índice o conjunto de índices, si bien estos pueden ser complejos en su cálculo o composición. Todo esto también encaja, por ejemplo, con el creciente interés en tener posiciones en el galopante y ya mencionado Nasdaq.
Por último, en un momento en el que la volatilidad gobierna los mercados y estrategias de mucho seguimiento entre el público español, como el ‘value’, han sido especialmente penalizadas por el pánico vendedor, las cifras de rentabilidad de la categoría no dejan de ser un reclamo para nuevos partícipes.
El gancho de la rentabilidad
Aquí, las cifras hablan por sí solas. La gestión pasiva logra sumar un 1,87% en junio -casi lo que el Ibex 35- y pierde un 3,53% en lo que va de año. La media de la industria española de fondos de inversión marca un 1,29% para el sexto mes del ejercicio y un retroceso del 4% en el acumulado anual.
Los fondos de gestión pasiva también salen victoriosos frente a la categoría de renta fija, que sigue siendo la que más patrimonio atesora en el mercado español. Pese a haber reportado a sus partícipes una rentabilidad del 0,34% en junio y pérdidas del 0,9% desde enero, la inversión pura en bonos atesora 68.957 millones de euros de acuerdo con Inverco. Todo un abismo frente a los 12.303 millones que la patronal señala para los indexados en su último recuento.