La inversión en infraestructuras presenta importantes atributos que la hacen atractiva para los inversores que buscan crecimiento y rentas a largo plazo. Las infraestructuras son esenciales para el crecimiento económico global, cubriendo necesidades tan amplias como carreteras y autopistas, conducciones de agua y aguas residuales. Más recientemente incluye también torres wifi, energías renovables y satélites.
A medida que la población crece y la tecnología continúa avanzando, hay una necesidad continua de actualizar y construir nuevas infraestructuras para asegurar las redes de transporte, los sistemas eléctricos y otras instalaciones que han de mantenerse actualizadas para su correcto funcionamiento y ser capaces de sustentar la evolución de la economía global y el continuado aumento de la población global.
El sector, que ha resistido especialmente durante otros periodos difíciles, no ha sido inmune a la pandemia del coronavirus. Algunas de las acciones de las compañías de este sector, concretamente transporte y energía, quedaron atrapadas en la fuerte corrección de mercado de marzo pasado.
Necesidad de inversión
Pero, si bien las expectativas para la economía y el mercado en general continúan siendo inciertas, las oportunidades que la inversión en infraestructuras ofrece a largo plazo no sólo se mantienen, sino que han mejorado. A medida que la transición hacia una economía digital y baja en carbono gana impulso, la necesidad de invertir en infraestructuras nuevas o en la mejora de las existentes ha captado la atención de la comunidad inversora.
De los fondos que invierten en compañías de este sector, se ha hecho una selección de los de mayor calificación VDOS, de cinco y cuatro estrellas, con una aportación mínima igual o inferior a 6.000 euros y se sitúan en las primeras posiciones por rentabilidad a tres meses.
El más rentable de este grupo es la clase LC de DWS Invest Global Infrastructure, con una revalorización del 14,4%. En el último periodo anual, su rentabilidad es del 0,6% frente al -5,8% de la media de la categoría. Con un controlado coste por volatilidad del 19,6%, se sitúa en el segundo mejor grupo de su categoría sectorial VDOS de Construcción por este concepto, en el quintil cuatro. Invierte en acciones del sector global de infraestructuras, incluyendo subsectores como transporte (carreteras, aeropuertos, puertos marítimos y redes de ferrocarril), energía (generación, transmisión y distribución de gas y electricidad), agua (irrigación, agua potable y aguas residuales) y comunicaciones (torres de telecomunicaciones y repetidores, satélites y cableado de fibra óptica y cobre).
Toma como referencia para su gestión el índice Dow Jones Brookfield Global Infrastructure. Entre sus mayores posiciones encontramos acciones de Crown Castle International (8,9%), American Tower (8,5%), Sempra Energy (6%) y TC Energy (5,4%). Aplica a sus partícipes una comisión fija del 1,5%.
Dos tercios en acciones
Denominado en euros, la clase E de capitalización de Goldman Sachs Global Infrastructure Equity Portfolio avanza un 13,8% por rentabilidad a tres meses. A un año, no consigue situarse en terreno positivo, cediendo un -0,5% con un dato de volatilidad bastante controlado del 19,4% que lo sitúa entre los mejores de su categoría por tal concepto, en el quintil cinco. También referenciado al índice Dow Jones Brookfield Global Infrastructure, busca maximizar la rentabilidad total a través de la revalorización del capital y la obtención de ingresos.
Invierte al menos dos tercios de sus activos netos en valores mobiliarios que ofrezcan exposición a empresas comprometidas o relacionadas con el conjunto de sectores de infraestructuras, domiciliados o con exposición comercial a mercados desarrollados, aunque puede también invertir en mercados emergentes. Las mayores posiciones en su cartera están representadas por los títulos de American Tower (9,65%), Crown Castle International (7%), Enbridge (5,53%), Vinci (5,29%) y National Grid (4,90%). La suscripción supone un desembolso inicial mínimo de 1.500 euros. Aplica una comisión fija del 1,5% a sus participes.
Denominado en dólares, la clase I de MSIF Global Infrastructure registra en los últimos tres meses un avance por rentabilidad del 12,7%, cediendo a un año un 3,3%, con un dato de volatilidad en este último periodo del 2,6%. El equipo gestor del fondo aplica un proceso de inversión ascendente (bottom-up) bien definido, orientado a valor y centrado en la inversión en títulos de renta variable de compañías cotizadas de infraestructuras que, en su opinión, ofrecen el mejor valor respecto a la infraestructura subyacente y sus perspectivas de crecimiento, independientemente de las tendencias del mercado a corto plazo.
Los títulos con mayor peso en su cartera son American Tower (9,51%), Crown Castle International (6,24%), National Grid (4,06%), TC Energy (3,61%) y Pinfra (3,10%). Sus partícipes soportan una comisión fija del 0,85%.
Las infraestructuras juegan un importante papel en el tejido de la sociedad moderna, sirviendo de espina dorsal de la economía mundial, tanto en los buenos como en los malos tiempos.
Si bien los precios de las acciones en todo el mundo se recuperaron en cierta medida de sus mínimos de marzo durante el segundo trimestre de 2020, las políticas aplicada para combatir la propagación del coronavirus han seguido perturbando los negocios, con consecuencias para los inversores, al menos en el corto plazo.
Las perspectivas económicas siguen siendo inciertas, un entorno en el que las compañías cotizadas de infraestructuras pueden mostrar su valor.
***Paula Mercado es directora de análisis de VDOS