La especulación en torno al futuro de MásMóvil echa el freno. La posibilidad de una contraoferta pierde fuerza en el mercado y la ‘teleco’ ya acumula siete sesiones consecutivas con precios por debajo de los 22,5 euros por acción que están sobre la mesa. Los inversores que maniobraban para forzar un precio más abultado comienzan a tirar la toalla.
Detrás de este cambio de criterio, según fuentes del mercado consultadas por Invertia, están las bendiciones del consejo de administración a la oferta formulada por KKR, Providence y Cinven. Amén de la falta de aparición en escena de posibles rivales en el tiempo que ha pasado desde el anuncio inicial de la opa hasta su validación por el Gobierno de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Son varios los gestores que han asegurado a este portal haber pasado en estos dos meses y medio de una postura inicial de rechazo total a la operación a un convencimiento cada vez mayor de que aceptar la oferta será la mejor opción. La persistencia de la pandemia del coronavirus que ha llevado a muchas compañías a preservar liquidez y posponer cualquier desembolso de caja fuerte o incremento de la deuda, incluso para financiar operaciones corporativas, tiene mucho que ver también en este cambio de guion.
Decisión de último momento
Un vuelco que se traduce en un goteo vendedor al que varios analistas no dudan en atribuir las recientes y persistentes incursiones de MásMóvil por debajo de los 22,5 euros por acción. En los cruces más débiles de los últimos días han llegado a verse transacciones incluso a 22,46 euros por acción, lo que implica un 0,2% menos que el precio ofrecido por la terna de fondos internacionales en su opa por la cotizada.
“No venderemos hasta el último momento para poder aprovechar cualquier sorpresa de última hora, pero parece que la opción de una contraoferta cada vez tiene menos visos de consumarse”, explica el gestor de una firma que incluye a la ‘teleco’ en varios de sus fondos de referencia en bolsa española. Además, recuerda que lo ocurrido en las últimas opas sobre cotizadas españolas ayuda a reforzar esta línea de discurso.
Los precedentes del fiasco
En este sentido, tanto Abertis como BME se quedaron sin ninguna oferta competidora de compra para unas acciones por cuyo control se esperaba batalla. Y eso que, a diferencia de lo que ocurre ahora en MásMóvil, los posibles contendientes sí estaban identificados con nombres y apellidos en ambos casos. ACS terminó aliándose con Atlantia por el control de Abertis, mientras que Euronext directamente declinó entrar en la contienda por la sociedad rectora de las bolsas españolas, dejando el camino libre a Six Group.
Como dice el refrán español, la avaricia rompió el saco para muchos. Las ansias por conseguir una lucha de ofertas que aupase los precios de compra inicialmente anunciados dejó a muchos inversores atrapados a precios que después no se repitieron, si bien BME aún no ha sido excluida de bolsa. Desde que los tres fondos anunciaron su puja por MásMóvil, en todas menos tres sesiones se ha excedido en bolsa el precio de 22,5 euros por título que sigue invariable sobre la mesa.
Tanto es así que, en plena especulación por el posible incremento del precio de adquisición planteado para MásMóvil llegaron a verse transacciones a 23,38 euros por título, un precio un 3,9% superior al que ahora ha accedido a recibir por su inversión la práctica totalidad del consejo de la operadora. Un camino por el que cada vez parecen transitar más inversores minoritarios.
A este cambio de tornas cuando se cumple la mitad del plazo de aceptación de 43 días anunciado por los fondos para adherirse a su oferta, se suma otro factor más. Es el miedo a quedar atrapado en una cotizada ilíquida a la espera de que se pudiese consumar la exclusión bursátil a la que han apuntado con rotundidad KKR, Cinven y Providence desde el primer momento. Y esta es otra diferencia con respecto al reciente caso de BME, en el que la retirada de bolsa no era una prioridad.
La cláusula de 26 euros
La cláusula que dejaba entender que los fondos compradores podrían disponer de recursos suficientes como para asumir un precio de compra cercano a los 26 euros por acción está jugando, de momento, más a la contra de los oportunistas que a su favor. A pesar de sus maniobras para conseguir un desembolso más generoso, la existencia de esta cota parece haber actuado como un repelente para posibles ofertas competidoras.
Cualquier contraopa tendría que haber sido superior a este precio para asegurarse el éxito y ahí el mercado ha estado muy cauto desde el principio. Y más conforme se acerca la fecha de cierre de la operación que establece una penalización monetaria para los accionistas significativos que ya han mostrado su compromiso de venta y que suman un 29,56% del capital social de la ‘teleco’.