Muchos gestores, analistas y expertos en mercados tuvieron que hacer una búsqueda en internet antes de poder opinar respecto de los flamantes ingresos al Euro Stoxx 50 conocidos este miércoles.
Un buen indicador de la forma en la que el índice elige a sus valores y cómo esta metodología penaliza a las grandes empresas y -según los analistas consultados- se está convirtiendo en un nuevo hándicap para el tejido productivo del continente.
Las elegidas son la plataforma de pagos holandesa Adyen, su compatriota tecnológica Prosus, la inmobiliaria alemana Vonovia, la fabricante finlandesa de escaleras mecánicas y ascensores Kone, y las destilerías francesas Pernod Ricard.
En paralelo, también se ha revisado la composición del índice Stoxx Europe 50, que agrupa a las cotizadas de mayor capitalización de toda Europa, no solo de la Eurozona. En este caso, sus responsables han decidido un único cambio. Y también pasa factura al peso de España en los índices internacionales.
Funcionamiento técnico
Los gestores de este indicador, Deutsche Boerse y Six Group -la nueva matriz de BME- han señalado la salida de Banco Santander, en cuyo lugar entrará la ya mencionada tecnológica holandesa Adyen.
La explicación técnica a estos movimientos y la forma de determinar si un valor entra o sale del Euro Stoxx 50 se basa en la capitalización de las empresas ajustada por el free float (capital que cotiza libremente) y criterios sectoriales.
Un sistema que no es infalible y que penaliza a las empresas con caídas en bolsa más recientes. Un informe de Santander indica que las noticias negativas de la salida de EuroStoxx 50 podrían ser parte de las razones para entender el desempeño muy débil de la acción en las últimas sesiones de negociación.
Dicho de otra manera, no es casualidad que las acciones de BBVA y Telefónica se hayan visto aún más resentidas desde que hace dos semanas se comenzase a especular con su salida del indicador.
Los analistas concuerdan además que los sectores están penalizando a las empresas, mucho más incluso que su propio desempeño. De esta manera, el Euro Stoxx ha quitado peso de empresas de telecomunicaciones y banca, de las más castigados en bolsa los dos últimos años y ha dado paso a sectores más pujantes como nuevas tecnologías, medios de pago y comercio electrónico.
Demasiada regulación
No obstante, se da la paradoja de que las empresas que salen son de las que más invierten en sus países de origen, las que más impuestos pagan, las que garantizan el tejido productivo europeo y las que impulsan el PIB del continente. Por el contrario, los nuevos valores que entran en el indicador corresponden a la nueva economía mucho menos representativa en la producción del continente.
Expertos consultados por Invertia hablan de que este tipo de indicadores acusan cierta obsolescencia y advierten que ya no se ajustan a la realidad de lo que pasa en la economía del continente. De la misma manera, el actual funcionamiento del Euro Stoxx corre el riesgo de convertirse en un nuevo hándicap para las grandes empresas europeas, ya suficientemente castigadas por la regulación de las autoridades comunitarias.
En estos momentos existen en Europa tres sectores hiperregulados: telecomunicaciones, energía y banca. Sectores con grandes cargas impositivas, que no pueden impulsar fusiones y que llevan el peso del PIB del continente y de las inversiones. Por el contrario, sus competidores digitales de la nueva economía no tienen estas regulaciones y tienen gran libertad de acción en todos los países europeos en los que operan.
¿El futuro? Parece que las cosas empiezan a cambiar y los sectores fuertemente regulados podrían comenzar a tener un respiro por parte de las autoridades europeas. En el caso de las operadoras de telecomunicaciones, las compañías luchan por convencer a la Comisión de que Europa no puede tener un sector tan débil y tan apalancado y pretender al mismo tiempo que se desplieguen redes de fibra óptica y de 5G.
Las operadoras insisten en que han sido claves en la pandemia y que han demostrado ser esenciales para el funcionamiento de los países con el cambio en hábitos y la mayor demanda de conectividad. Históricamente Bruselas no ha sido favorable a la consolidación, aunque hay esperanzas de que esta opinión cambie tras la sentencia de la Comisión de levantar el veto a la compra de la filial británica de Telefónica, O2, por Hutchison, del grupo Three.
Atomización del mercado
En Europa tenemos más de 100 operadores comparado con tres en EEUU y dos en China. Esto demuestra que el sector sigue penalizado por una atomización de actores que obliga a realizar fuertes promociones para mantener clientes en cada uno de los países del continente, convirtiéndose en un sector deflacionario en precios.
Según un análisis de Morgan Stanley, “la fragmentación actual en Europa con modelos de negocio basados en los mercados nacionales y los altos costes de las licencias de espectro nacionales está frenando el potencial colectivo de las empresas europeas en comparación con otros continentes”.
Este negativo panorama atenta contra la valoración de estas compañías en bolsa y hace que -pese a ser tractores del PIB de cada país en el que operan- los gigantes europeos no estén entre las cinco telecos de mayor valoración del mundo, un ránking liderado por Verizon, AT & T, China Mobile, Softbank, American Tower y NTT.