Wall Street logró lamerse las profundas heridas que en la jornada del martes volvieron a dejar las grandes compañías tecnológicas, con la pérdida de más de 465 puntos para el Nasdaq que dejaron al indicador con pérdidas del 10% desde sus máximos anteriores.
Este miércoles el índice que reúne a las grandes tecnológicas recuperó casi un 3% para consolidar los 11.395 puntos, mientras que el Dow Jones subió un 1,6% hasta los 27.940 enteros. Por su parte, el S&P 500 siguió la tendencia y rebotó un 2% hasta los 3.398 puntos.
Como en el resto de plazas mundiales, el parqué neoyorquino siguió muy de cerca la evolución de la Covid-19, con el disgusto que hoy ha generado en el mercado la decisión de AstraZeneca de pausar su ensayo para una posible vacuna contra el virus.
Algo que aprovecharon Pfizer y BioNTech para anunciar que buscarán la aprobación regulatoria de su vacuna en octubre. Sus cotizaciones reaccionaron con fuertes subidas del 0,7% y del 4,1%, respectivamente.
En el apartado empresarial, todas las miradas siguen puestas en los gigantes tecnológicos, con la esperanza de que las caídas de ayer den paso a los buscadores de 'gangas' a corto plazo.
Los analistas e Link Securities recuerdan que muchos de estos valores ya han entrado en terreno correctivo, como Apple, que cede un 14% desde su último máximo, Nvidia (-19%), Zoom (-17%). Apple o Microsoft recuperan este miércoles parte del golpe de ayer, con subidas del entorno del 4% en los tres casos.
Atentos a Tesla y al sector del lujo
Peor todavía se han comportado los títulos de Tesla, que el martes se hundieron un 21%, con una corrección que ya supera el 30% desde su máximo más reciente. La compañía de Elon Musk no levanta cabeza desde que desdobló sus acciones, y ayer se conoció que no entrará en el índice S&P 500. Sus títulos rebotaron con subidas de más del 11%.
En la parte roja de Wall Street cotizan las acciones de Tiffany, después de que LVMH haya anunciado que no puede seguir adelante con la compra de la compañía tal y como estaba prevista la operación. La firma de lujo habría recibido presiones para retrasar la operación, ante la amenaza arancelaria de Donald Trump a las importaciones francesas.
Sin grandes referencias macroeconómicas en la sesión, la rentabilidad del bono estadounidense a 10 años, que se mueve de manera inversa al precio, se mantiene sin cambios en el 0,676%. Los inversores sí han conocido ya el índice NFIB (National Federation of Independent Business), un indicador que mide el optimismo de las pequeñas empresas y que en agosto subió hasta los 100,2 puntos, desde los 98,8 de julio y los 96,4 que marcó en marzo, sus mínimos en siete años.
El dato es positivo porque las pequeñas empresas generan la mitad de los empleos en EEUU, con lo que cualquier mejora en el indicador será bien acogida por el mercado.