La drástica caída en la rentabilidad de los bonos españoles a diez años los acerca a mínimos históricos. En pleno azote de la segunda ola del coronavirus, las previsiones más amables del Tesoro Público y la contundencia del Banco Central Europeo (BCE) en el despliegue de estímulos resultan en tipos del 0,14%.
La rentabilidad que marcan este martes los papeles soberanos españoles se queda solo dos puntos básicos por encima de lo que marcaron hace poco más de un año, cuando en pleno rebrote de las tensiones comerciales entre China y EEUU alcanzaron tipos del 0,12%. Entonces, como ahora, la renta fija hizo gala de su carácter refugio.
En lo que va de este mes de octubre, los bonos españoles han visto caer su rendimiento un 42,8%. Estos papeles terminaron el mes de septiembre en tipos del 0,25%. Además, la prima de riesgo se ha contraído en 8 puntos básicos: desde los 78 hasta los 70 de este martes.
Compras del BCE
El BCE es, con sus programas de compras, el gran protagonista del estrechamiento de esta brecha. En este sentido, debido al mayor impacto de la pandemia en la economía española, los bonos nacionales se han convertido en unos de los principales objetivos de compra de la institución.
Además, las declaraciones de varios de sus miembros ejecutivos que apuntan a una revisión de criterios para diciembre han llevado a muchos inversores a considerarlos como una oportunidad. En este sentido, la caída de rendimientos ha sido más profunda en el caso español y otros mercados periféricos que en el ‘bund’ alemán de referencia en Europa.
Se trata de un efecto directo de que el BCE haya destinado 61.030 millones de euros a la adquisición de deuda soberana española en los seis primeros meses de vida de su Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP, por sus siglas inglesas). Hasta el pasado 30 de septiembre, se había producido el desembolso de 565.641 millones de euros de los 1,35 billones con los que está dotado el programa.
La reducción en la rentabilidad de los papeles españoles, que se ha acelerado en los últimos días, también ha llegado una vez que el Tesoro Público ha reducido sus objetivos de emisión para el conjunto del ejercicio. Carlos San Basilio, secretario general de la institución emisora, anunció este jueves que alcanzaría un máximo de nueva emisión neta de 115.000 millones de euros, por debajo de los máximos históricos alcanzados en 2009.
Subasta de letras
Con este escenario, el Tesoro Público ha vuelto a los mercados este martes con una subasta de letras a tres y nueve meses. En esta ocasión, la institución emisora ha logrado captar 935 millones de euros, si bien la demanda ha sobrepasado los 6.678 millones de euros. Una vez más, se ha elegido colocar menos pero a tipos más favorables.
Así, se han colocado 435 millones de euros en letras a tres meses, cuando las solicitudes habían alcanzado los 2.601,5 millones. El tipo interés marginal ha caído del -0,50% de la subasta celebrada el 15 de septiembre -cuando el bono a diez años cotizaba al 0,27%- hasta el -0,671%.
En la referencia a nueve meses, la colocación ha ascendido a 500 millones de euros frente a los 4.076,5 millones solicitados. Aquí la rentabilidad marginal ha menguado desde el -0,471% hasta el -0,581% de esta emisión.
A estas alturas del año, el Tesoro Público ha conseguido que el coste medio de sus emisiones celebradas este año repita en el mínimo histórico del 0,23% del año pasado. Así, el coste medio de la deuda soberana española en circulación se ha situado en el 1,93%.
Con todas estas cifras sobre la mesa, el Banco de España ha publicado recientemente un análisis en el que atribuye “efectos positivos de primer orden” sobre la economía española a los programas de estímulos desplegados por el BCE. Entre otros factores, la institución no duda en señalar hacia la relajación de los diferenciales que ha venido suponiendo para la deuda española e italiana.