Toque de queda. Curfew. Couvre-feu. Coprifuoco. Toque de recolher. Avondklok.
Cojan cualquier periódico de nuestro país y de cualquiera de nuestro entorno y, si no encuentran una de esas palabras en portada, reparen en la fecha o en el color amarillento del papel para darse cuenta de que salió de las imprentas hace semanas.
(Por cierto, en alemán se dice Ausgangssperre, pero, si encuentran esa palabra en la portada de un periódico, seguramente se esté refiriendo a cualquier país menos a Alemania).
Ante este escenario, muchos nos preguntamos, en el contexto de inversiones, cómo va a afectar esta situación y potenciales situaciones posteriores y más restrictivas a los mercados financieros.
Tanto es así, que la pregunta más repetida últimamente es, ¿tendremos otro shock como el de febrero y marzo en los mercados financieros?
La respuesta es no.
No porque ahora no es un shock que nadie pudiera anticipar.
No porque ya hemos vivido una situación parecida y algo hemos aprendido.
No porque los bancos centrales han hecho y seguirán haciendo lo que sea necesario para dar liquidez a los mercados.
No porque, con tipos de interés cero para largo, los mercados de riesgo se ven beneficiados.
No porque el comercio a nivel internacional ha demostrado resistir y levantarse.
No porque los que consumimos y nos beneficiamos de ese comercio, hemos aprendido (si bien no al mismo ritmo), a seguir consumiendo.
No porque el Covid-19 en los mercados financieros no fue el efecto de una burbuja y boom anterior.
No porque los mercados financieros están enfocados en los desarrollos de las vacunas, que saldrán en 2021.
No porque los mercados miran a los siguientes 6 a 12 meses.
No porque los mercados financieros globales van más allá del Ibex 35.
Cada noticia positiva que aparezca sobre potenciales vacunas (este lunes pasado, la Universidad de Oxford junto con AstraZeneca anunció importantes avances en su vacuna), tendrá un efecto positivo importantísimo en los mercados financieros. Porque esas noticias nos posibilitarán valorar (poner en precio, que se dice) una vuelta a esa normalidad que hemos perdido en menos de doce meses.
También, tendrá un efecto muy importante sobre los gobiernos, dado que les permitirá tener más certidumbre sobre qué políticas de contención de la movilidad y distancia social tienen más sentido en qué momento y, sobre todo, en no aplicar esas de manera indefinida.
Dicho todo esto, es obvio que estamos viendo volatilidad en los mercados financieros. Y seguiremos viéndola -ese evento interplanetario que suele darse cada cuatro años y que llaman elecciones estadounidenses, no ayuda-.
Pero también vimos volatilidad y caídas en septiembre y la decisión correcta fue mantener la calma y no dejarse llevar por bajadas puntuales: entre el 2 de septiembre y el 23, el S&P500 cayó un -9,60%, para subir un +9,16% los siguientes 14 días.
Desde entonces y hasta el cierre de este lunes, con todos esos titulares tan oscuros en medio mundo, ese mismo índice ha caído un -3,77%.
La volatilidad es parte de los mercados financieros. Cómo gestionarla y como consumirla es una decisión de inversión. Salir corriendo dejándonos llevar por la irracionalidad no parece sensato.
*** Gonzalo Pradas, director de Openbank Wealth.