El consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, ha sido uno de los beneficiados en bolsa por el éxito de los ensayos clínicos de su vacuna frente al coronavirus. El mismo lunes en que anunció una tasa de efectividad del 90%, procedió a la venta de acciones de la compañía farmacéutica por 5,56 millones de dólares.
La operación ha visto la luz gracias a un formulario de inversión de obligada remisión al supervisor del mercado estadounidense. Bourla detalla en este documento que la venta se produjo a 41,94 dólares por acción y que se deshizo de un total de 132.508 títulos.
Aunque el movimiento puede parecer oportunista, ya que tras el anuncio del propio Bourla las acciones de Pfizer llegaron a dispararse un 15%, nada más lejos de la realidas. Y es que, como figura en la documentación remitida por el primer espada de la compañía, la orden de venta se otorgó el pasado 19 de agosto, cuando la farmacéutica cotizaba a 38,26 dólares por título.
Plan personal
En este sentido, el CEO de Pfizer tiene suscrito un "plan financiero personal" que contempla compras y ventas automáticas de acciones cuando estas tocan determinados umbrales fijados con anterioridad. Es lo que en términos regulatorios se conoce como un plan prestablecido 10b5-1.
Las reglas de la propia Comisión de Valores y Bolsa de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés) establecen que esta es la mejor opción para un directivo o consejero de una sociedad cotizada de la que además sea accionista.
En este sentido, los umbrales quedan establecidos para las operaciones de compraventa, con independencia del momento en el que estos se alcancen. Así, se evitan las sospechas de uso de información privilegiada que supondrían órdenes al minuto en el mercado de contado.
Los registros del supervisor estadounidense también recogen ventas por parte de Sally Susman, vicepresidenta de Pfizer. En este caso, se trata de una operación por 43.662 títulos a un precio unitario de 41,94 dólares. Así, la operación se habría saldado por 1,83 millones de dólares.