La ‘tasa Tobin’ acaba de entrar en vigor, pero ya empieza a asomar una de sus consecuencias más nefastas. La búsqueda de alternativas para evitar este coste extra al operar con acciones españolas amenaza con empujar a muchos pequeños inversores hacia los CFD y otros productos de inversión complejos que entrañan más riesgos pero se libran de la aplicación de este gravamen.
Aunque el espíritu original de la ‘tasa Tobin’ pasaba por limitar la especulación en los mercados financieros, lo cierto es que el Impuesto sobre Transacciones Financieras que acaba de entrar en vigor en España solo afecta a la compra neta de acciones de media centena de valores nacionales. Los productos derivados que habitualmente se asocian a estrategias más especulativas y entrañan más riesgos operativos están fuera de su ámbito de aplicación.
De momento, esto se ha traducido en un aluvión de consultas de pequeños inversores. Así lo han confirmado a Invertia tanto algunos operadores de varias firmas financieras como fuentes próximas al área de relación con inversores de algunas de las cotizadas afectadas por el nuevo impuesto. Lo que de momento es mera curiosidad, amenaza con convertirse en un peligroso cambio de preferencias entre los inversores más vulnerables del parqué.
Restricciones
A pesar de que hace ya casi dos años la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) estableció restricciones para la operativa con CFD y otros derivados, lo cierto es que las cifras de pérdidas siguen siendo más que abultadas hoy por hoy. Esto ocurre especialmente entre los inversores de perfil más modesto, que suelen concentrar su operativa en este segmento en derivados sobre acciones.
Un paseo por las webs de algunos de los comercializadores más conocidos de estos CFD en el mercado español sirve para ver que la media de los que sufren números rojos supera con holgura el 70%. Y es que el supervisor también obliga a mostrar en todo momento advertencias en este sentido para disuadir a los inversores de perfil menos experimentado.
Desde IG explican que si bien la norma que establece la ‘tasa Tobin’ excluye explícitamente a los derivados financieros, aún es pronto para “calcular el impacto sobre el negocio” y las tendencias de los inversores. Sin embargo, la búsqueda de alternativas para evitar este impuesto sin alejarse de la bolsa española, cuenta con un perfecto caldo de cultivo para que las apuestas sobre CFD se multipliquen en los próximos meses. Algo que, a la postre, desvía flujos de inversión desde el mercado regulado de acciones al contado.
En este sentido, conviene recordar que la fuerte volatilidad desatada por la pandemia ya provocó un significativo incremento de posiciones en este tipo de productos complejos. A comienzos de marzo, antes incluso del peor azote de la Covid-19 en los mercados, un portavoz de la firma aseguraba que estos bandazos e incertidumbre habían multiplicado el volumen de contrataciones “exponencialmente”, especialmente en la búsqueda de rentabilidad en operaciones de corto plazo.
Aversión al Ibex
El analista Darío García, de XTB, reconoce que el pequeño inversor que quiera seguir apostando por valores domésticos “podría prestar atención a los CFD o los futuros como alternativa de inversión al contado”. No obstante, recuerda que también está sobre la mesa la opción de invertir en acciones nacionales exentas de este gravamen o dar el salto a cotizadas extranjeras, si bien esta última alternativa suele aparejar un coste más elevado en muchos brókeres.
No obstante, el analista reconoce que en cualquier caso la merma en rentabilidad final que supone la introducción de este impuesto “se suma a los inconvenientes de invertir en el mercado español”. Y recuerda que el Ibex 35 ha sido en 2020 el peor índice de Europa, mientras que algunos vecinos han resultado “mucho más rentables” o cuentan con un potencial de crecimiento “mucho mayor”.
Y es que la deslocalización de inversiones de la que desde hace tiempo venía advirtiendo incluso BME, la sociedad gestora de las bolsas españolas, tiene doble dirección: hacia mercados internacionales y hacia productos complejos. La segunda vía es la que más de cerca están vigilando los supervisores del mercado por los riesgos adicionales que puede entrañar.
Riesgo añadido
Aquí conviene recordar que incluso la ESMA lanzó una advertencia en mayo subrayando los riesgos de adentrarse en el mercado -y según qué productos- a los muchos ‘novatos’ que a lo largo de esta pandemia se han iniciado en la inversión. Y es que entre estos minoristas sin experiencia los hay que llegan con formación previa y asesoramiento, pero también en blanco y solos.
Estas dos últimas características son dos factores más que contribuyen al hecho de que los pequeños inversores españoles se queden ‘en casa’ a la hora de invertir. Las familias españolas son, según los últimos datos disponibles, dueños de un 16,1% de las acciones negociadas en el mercado nacional.
Ahora, la picaresca de intentar esquivar el impuesto aplicable desde este jueves amenaza con conducir a muchos hacia alternativas más baratas en comisiones. Pero, ojo, ya que como se ha señalado, podrían terminar saliendo más caras en un alto porcentaje de ocasiones.