Wall Street se toma un respiro en su imparable escalada de máximos históricos. Un día después de haber dado la bienvenida con triplete de récords al nuevo presidente de EEUU, Joe Biden, los índices titubean con movimientos estrechos hacia ambos lados de la gráfica. El buen tono de los datos macroeconómicos publicados este jueves pasaban a un segundo lugar en medio de un sentimiento general más cauto.
A este tono contribuía especialmente el discurso desplegado por la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, desde la otra orilla del Atlántico. Las advertencias sobre las nefastas consecuencias que podrían tener una mala gestión de la tercera ola de la pandemia de la Covid-19 y el persistente retraso en la liberación de estímulos fiscales tiene un perfecto paralelismo en EEUU.
Mientras la mayor economía del mundo sigue muy pendiente de cuáles son las primeras medidas que el nuevo inquilino de la Casa Blanca desplegará en estas líneas, vaivenes estrechos en los grandes índices. El Dow Jones se ha dejado un 0,04% para situarse en los 31.176 puntos. El S&P 500 se anota un tímido 0,03% y aguanta los 3.853 puntos. El Nasdaq araña un 0,5% a contracorriente, muy cerca de los 13.530 enteros.
Si bien los inversores habían celebrado a lo grande la llegada de Biden a la presidencia de EEUU, la espera a la letra pequeña de sus medidas económicas modera el entusiasmo. Este mismo jueves se ha conocido que, al estilo de lo ocurrido en varios países europeos, el líder demócrata firmará un decreto para suspender los desahucios de morosos mientras dure la pandemia.
Mientras tanto, 900.000 estadounidenses han solicitado por primera vez subsidios al desempleo a lo largo de la última semana. Una cifra que mejora ligeramente las previsiones de los economistas, pero que sigue por encima de lo que los últimos meses habían señalado. Incluso aunque el índice manufacturero de la Fed de Filadelfia para enero subía a 26,5 puntos, la cautela se imponía.
Cuentas y rescates
Por el ámbito corporativo, una de las protagonistas de la sesión es Boston Scientific, que sube un 2,35% después de haber anunciado la compra de la compañía Preventice Solutions por 925 millones de dólares. Un importe que podría incrementarse en otros 300 millones de dólares más en función de ciertos hitos de negocio establecidos en la transacción.
El relevo en la temporada de resultados anuales lo ha tomado Alcoa, el mayor productor estadounidense de aluminio. Aunque la compañía registró pérdidas de 170 millones de dólares, la cifra es un 84,9% inferior a la de hace un año. A pesar de todo, los números no convencen a los inversores, pues penalizan sus acciones con caídas del 12,4%.
También cotiza cuentas la empresa de servicios petroleros Baker Hughes, que cerró 2020 con unas pérdidas netas atribuidas de 9.940 millones de dólares frente a los beneficios de 128 millones de hace un año. La compañía se ha dejado un 1,49% en Wall Street tras esquivar las previsiones más pesimistas del mercado y esbozar sus previsiones de negocio para este ejercicio.
Las acciones de la aerolínea Alaska Air Group ceden un 1,5% después de haber informado de que finalmente recibirá 533 millones de dólares del Tesoro Federal para evitar la quiebra. En concreto, estos fondos saldrán del programa de sostenimiento de nóminas, el sistema equivalente a los ERTE españoles establecido por la administración estadounidense.