Duro Felguera celebró este jueves en bolsa el visto bueno de la SEPI a su rescate. No obstante, la euforia se diluyó conforme avanzó la sesión. En contra de lo ocurrido en el Ibex, las acciones de la asturiana cerraron un 8,2% al alza -en los 1,32 euros- después de haber llegado a subir hasta un 23%, con máximos intradía de 1,5 euros por título coincidentes con la apertura.
El mercado adelanta así la prometida inyección de 120 millones de euros que se comunicaba anoche a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a través de la preceptiva información privilegiada. No obstante, lo cierto es que de momento no hay nada asegurado, ya que la SEPI ha supeditado su apoyo a que Duro Felguera consiga un inversor con rapidez que, además, se haga cargo de la gestión de la compañía.
Los inversores confían en que las labores que el equipo gestor actual de Duro Felguera lleva realizando desde el martes puedan concluir esta misma semana y así asegurar el respaldo de los fondos públicos. El objetivo sería llegar con los deberes hechos al martes de la semana que viene para que el rescate pueda ser aprobado por el Consejo de Ministros de este día.
Remontada del 60% en un mes
El visto bueno al rescate, aunque condicional, ha sido posible tras el acuerdo con la banca acreedora del grupo para la refinanciación de los 85 millones de la deuda financiera de Duro Felguera. Las fuentes consultadas por este diario indicaron el miércoles que ya existía un principio de acuerdo con un grupo del que forman parte Santander, Sabadell, CaixaBank, Bankia, Liberbank y BBVA. Las entidades tendrán 80 millones de euros en avales y CESCE garantizará el 70%.
Al calor de las especulaciones sobre su futuro, la compañía se ha revalorizado más de un 130% en los últimos tres meses. Es decir, ha más que duplicado su precio. Solo en el último mes, conforme las posibilidades de acceder al rescate estatal iban ganando enteros, las subidas rozan el 60% para la compañía asturiana.
No obstante, Duro Felguera tiene por delante la tarea de cumplir con el específico requisito establecido por el organismo dependiente del Ministerio de Hacienda. Si no consiguiese este socio industrial dispuesto a hacerse con el timón de su gestión, la compañía comenzaría a asomarse al precipicio del concurso de acreedores por el que hace solo unos días se despeñaba Abengoa.
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