La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.

La tribuna

Desafíos de la política monetaria europea

19 marzo, 2021 03:03

Harder, Better, Faster, Stronger. Es decir: más duro, mejor, más rápido y más fuerte. En boca de un miembro del Comité Ejecutivo del BCE, estas palabras resultan sorprendentes. Sin embargo, han sido efectivamente pronunciadas por Fabio Panetta la semana pasada, no bajo las luces estroboscópicas de un club nocturno, sino en una conferencia en línea de la Universidad Bocconi de Milán, dada la situación sanitaria.

Además de rendir homenaje al dúo Daft Punk, que acaba de anunciar su separación, su mensaje pretende ilustrar claramente la trayectoria que va a tomar la política monetaria del BCE en los próximos trimestres. Y es muy clara: "Cuanto más duro empujemos para cerrar la brecha del crecimiento y la inflación, mejores serán las perspectivas para la economía de la Eurozona. Y cuanto más rápido lleguemos a ese punto, más fuerte será nuestro potencial de crecimiento". En otras palabras, no son los temores a repuntes inflacionistas aquí o allá los que amenazan con darle la vuelta a la postura acomodaticia del BCE a medio plazo.

Como prueba, la institución estima que los precios de consumo están más de un 10% por debajo de la trayectoria que apunta al 2% anual en la Eurozona desde la creación de la moneda única, donde EEUU o Reino Unido han logrado alcanzar este objetivo casi a la perfección. En cuanto al PIB, también se ha ampliado la brecha entre el crecimiento potencial y el crecimiento real desde hace muchos años. La diferencia es aún más pronunciada desde hace un año: el BCE estima que desde 2008, el crecimiento real ha sido un 14% menor que el crecimiento potencial, del cual un 6% se debe a la crisis del Covid.

El BCE considera necesaria una acción más fuerte para anclar unas expectativas mejores en la mente de los agentes económicos

Esta es la razón por la que el banco central considera necesaria una acción más fuerte -harder- para anclar unas expectativas mejores -better- en la mente de los agentes económicos. Por último, el ritmo de convergencia debe ir más rápido -faster- y también es de vital importancia para una recuperación más potente -stronger-.

Para lograr este objetivo, el BCE ya ha desplegado una serie de herramientas, especialmente el PEPP (Programa de Compras de Emergencia Pandémica). Esta dotación coyuntural se ha llevado hasta 1,85 billones de euros en el pasado mes de diciembre. Y dicha dotación le permite comprar deuda pública durante dos años más para garantizar una financiación de los gastos presupuestarios a menor coste, e incluso a tipos negativos para los estados más seguros.

Como ha recordado Christine Lagarde, se destina, sobre todo, a garantizar unas condiciones financieras acomodaticias y a evitar una fragmentación de la zona, es decir, un encarecimiento de las condiciones de financiación para los Estados más frágiles. Pero, si bien la cuestión de un control explícito de la curva de los tipos hasta ahora siempre ha sido descartada por el BCE, la desincronización entre la Eurozona y EEUU -tanto en el crecimiento como en la inflación-, podría hacer cambiar rápidamente al BCE sobre este punto y permitirle contener la epidemia de subidas de los tipos que está surgiendo en EEUU y empieza a repercutir en los tipos europeos.

Harder, Better, Faster, Stronger”… Esta canción bien puede convertirse en un estribillo obsesivo en la mente del BCE y los inversores.

La desincronización entre la Eurozona y EEUU podría hacer cambiar rápidamente al BCE sobre la cuestión de un control explícito de la curva de los tipos

Por otra parte, también merece la pena detener la mirada en la reanudación de la actividad en los servicios. Después de tres meses consecutivos de modesta expansión, la actividad de servicios a nivel mundial se acelera en febrero, acercándose a su ritmo más rápido desde la crisis de la Covid, si nos referimos a los indicadores PMI. La relajación de ciertas medidas de confinamiento y el despliegue de las campañas de vacunación son sus principales catalizadores. 

Por último, no deja indiferente el plan de Biden avanza a grandes pasos. Tras meses de negociaciones, al fin ha recibido su aprobación definitiva. Su dotación: 1,9 billones de dólares. Solo falta la aprobación del Senado para su visto bueno final, que parece estar en camino tras haberse abandonado la fijación de un salario mínimo en 15 dólares la hora, a nivel federal. Así pues, ¿será casi el 9% del PIB estadounidense el que se va a hacer llegar a los agentes económicos -hogares, empresas y administraciones territoriales-, en los próximos trimestres, a riesgo de un sobrecalentamiento?

***Olivier de Berranger es director general y director de inversiones de La Financiére de L´Echiquier

Nadia Calviño, vicepresidenta económica, y María Jesús Montero, ministra de Hacienda.

El Gobierno incumple los plazos legales para presentar su Plan de Reequilibrio para corregir el déficit por la Covid

Anterior
Uno de los entornos virtuales creados por YouCan, inspirado en Juego de Tronos

YouCan, los mundos virtuales ‘made in Miami’ que popularizó Farina

Siguiente