Gestionar nuestras inversiones y tomar decisiones basadas en el cortísimo plazo normalmente nos hace más daño que el que podíamos esperar. Y más que el que nos permitimos aceptar.
En estos momentos, si lo aplicamos a estrategias defensivas o muy defensivas, la combinación puede ser tremendamente peligrosa.
Los activos de renta fija están en negativo en el año. Si usted ha encontrado un fondo, un bono o algo que, pudiendo considerarse de renta fija, no está en negativo desde el 31 de diciembre de 2020, yo dudo que invierta “sólo” en bonos. Cualquier índice de mercado monetario, de gobiernos, de bonos corporativos de alta calidad (y de muy negativa rentabilidad este año), de deuda emergente… Incluso de bonos corporativos high yield. Todos salen en mi pantalla con numeritos en rojo desde inicio de año.
¿Razones? Varias. Pero la principal es que, debido a los rumores y esperanzas de inflación en el medio plazo, ha habido ventas generalizadas de bonos de gobiernos (principalmente americanos), las rentabilidades (TIRes) de éstos en los últimos tres meses han subido con fuerza y su valor, para quien los tenga en cartera, ha caído con la misma fuerza.
La duda está en si esto va a mantenerse en el tiempo. Y la historia nos dice que no, que con tipos de interés oficiales en niveles tan bajos, esto puede ser simplemente un bache momentáneo.
Ahora bien, eso no quiere decir que no debamos pasar a la acción. Y la acción no va a ser dejar de estar invertido.
Si esto es un bache, desde hace dos semanas ya estamos viendo el cambio de tendencia hacia la rentabilidad positiva en los índices de renta fija.
Desde hace dos semanas ya estamos viendo el cambio de tendencia hacia la rentabilidad positiva en los índices de renta fija
Si hemos definido nuestra inversión con un horizonte temporal, es crucial mantenerlo y no materializar pérdidas.
Si materializáramos pérdidas puntuales en este momento, perderíamos la posibilidad de mantener el poder adquisitivo de nuestro patrimonio y de construir una rentabilidad, después de inflación, a medio plazo.
Lo realmente importante, más allá de la situación que hemos visto estos meses, es si puede existir un panorama complicado para la renta fija en el medio plazo. Con los tipos de interés oficiales en cero o en negativo, lo normal es que, en algún momento, vayan hacia arriba. Si bien no se espera esta situación en el corto plazo, a medio plazo este escenario acarrearía problemas a aquellos inversores que sólo tengan bonos en sus carteras.
Entonces, ¿cómo deberemos gestionar una cartera defensiva para ese medio plazo?
1.- Si nuestro horizonte temporal es mayor a cinco años (y estamos seguros de que no nos vamos a traicionar a nosotros mismos, cortándolo ante el primer imprevisto), construir carteras con mayor riesgo – manteniendo siempre el sesgo conservador – es una solución.
2.- Con un horizonte temporal menor, si nuestro modelo de inversión “secuestra” esa cartera únicamente permitiendo que esté invertida en activos tradicionales de renta fija, tendremos menos herramientas y un panorama desalentador.
3.- Si, en cambio, gestionamos nuestra cartera en base a un presupuesto de riesgo y no en base a anquilosadas bandas de exposición “neutrales” en renta fija o renta variable, nuestras alternativas crecen: actualmente, con la volatilidad alta que estamos viendo en todas las clases de activo, podemos construir una estrategia con el mismo riesgo o menos que el de una con sólo bonos, pero incluyendo otros activos, incluidas las acciones. Esa estrategia presenta hoy el mismo riesgo que una estrategia defensiva pero con mayor probabilidad de rentabilidad en el medio plazo.
*** Gonzalo Pradas es director de Inversiones de Openbank.