Biden tiene un plan (y a usted le interesa conocerlo)
En los mercados funciona el efecto mariposa. Lo que ocurre en una variable afecta a muchas más. Por eso considero que, más que hacer aportaciones periódicas, a la hora de invertir hay que centrarse en las ocasiones en las que pasan cosas importantes. Cómo cuando hay fuertes caídas o cuando se producen cambios estructurales.
Por ejemplo: la revolución digital no sólo ha hecho que el Nasdaq haya superado por goleada a todos los demás índices en los últimos diez años, o que el Ibex lo haya hecho fatal porque España se haya quedado atrás en este cambio fundamental. También afectó a la inflación porque la revolución digital, como casi todas las revoluciones industriales, es desinflacionista. Y eso ha marcado la evolución del mercado de bonos y de los fondos de inversión de renta fija en los últimos diez años.
El plan de infraestructuras que tiene Joe Biden para EEUU, del que por cierto aquí se habla más bien poco, es una de esas cosas que afectan a todos los activos financieros. Y durante bastante tiempo.
Para empezar, por su tamaño. Es como si el rico del pueblo decidiera reformar toda la finca: da trabajo a todo el pueblo. Estamos hablando de un plan de más de 2 billones de dólares en inversión pública. Y no es ya como afecta al PIB norteamericano, es que es tal el tamaño del plan que se calcula que, por ejemplo, aportaría entre un 0,3% y un 0,5% al PIB europeo. Salvo que hubiera conflicto comercial por los impuestos, evidentemente.
Pero el plan también es importante porque llueve sobre mojado. Esta enorme inversión en infraestructuras se realiza justo cuando la oferta monetaria, es decir, el dinero en manos del público (cuentas corrientes, depósitos y cash) es la mayor en la historia de Norteamérica.
El plan de Biden le afecta igual o más si invierte en renta fija que a los inversores que prefieren la renta variable
Y lo es como consecuencia de los planes de estímulo realizados durante la pandemia y las inyecciones de liquidez de la Reserva Federal. Esa liquidez no se evapora, está en el sistema y mucha de ella 'en manos del público'. Público que, por cierto, está deseando que le quiten las restricciones para gastarla.
Las consecuencias de todo esto de cara al consumo, tanto minorista como de bienes industriales, son evidentes. Quitando a los de “la burbuja”, a los de “está todo carísimo” y los de que con esta horrible “represión financiera” en la que vivimos no merece la pena invertir en nada, el resto de los inversores, o al menos los norteamericanos, se han dado cuenta de la gasolina que supone todo esto para las bolsas. Y por eso está en parte descontado. Pero sólo en parte.
No está descontado el destino exacto de ese zurrón de millones. Infraestructuras hay muchas, pero hasta que no se concrete mejor el plan, no podemos saber quienes serán los principales beneficiarios. Y se da por hecho que será un plan verde, pero a ver si nos va a sorprender Biden y va a dedicar más dinero a las maltrechas autopistas norteamericanas. O a los aeropuertos. O qué tipo de inversión verde es la más beneficiada. Y de ahí en adelante.
Otra cuestión pendiente es a quien afectará más fuera de EEUU. Cuando el rico del pueblo hace obras en la finca no solo afecta a los proveedores locales. También afecta a los pueblos vecinos. Y todavía no está claro cuales. Por ejemplo, si hay 'buen rollo' con China el crecimiento del PIB norteamericano afectaría al gigante asiático. Y viceversa. Y lo mismo se puede decir de Europa.
La liquidez está en manos de un público que, por cierto, está deseando que le quiten las restricciones para gastarla
Tampoco está totalmente descontado el plan en los precios del mercado de bonos. Los inversores se han dado cuenta de que la oferta monetaria más grande de la historia traerá inflación y eso está dañando el precio de los bonos. Pero, para asegurar la recuperación -o porque todavía no saben cómo salir del atolladero-, los bancos centrales del mundo entero siguen comprando bonos a tutiplén.
Imagínense en qué agujero estarían los precios de los bonos si no tuviéramos a varios 'primos de Zumosol' comprando todo lo que se mueve. Pero cuidado: cuando tengan claro que el plan de Biden sale, que la Unión Europea es capaz de canalizar sus ayudas y que el grueso de la población está vacunada, los 'primos de Zumosol' dejarán de comprar. Así que, si usted es inversor de renta fija, el plan de Biden le afecta igual o más que a los inversores que prefieren la renta variable.
Y, por cierto: Hay una relación proporcional entre el dinero que sale de la renta fija y cuánto puede subir la renta variable de determinados sectores y países. O sea que cuánto caigan los bonos es clave para posible subidas posteriores en renta variable.
Y la respuesta no es fácil, porque eso dependerá de cuánto repunte de la inflación. Y la respuesta no es fácil, porque: ¿quién podrá más, la revolución digital y su potencial desinflacionista o el tsunami de liquidez que han creado los gobiernos y los bancos centrales? La respuesta, en un próximo capítulo.
***Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance