Durante más de 30 años, muchos inversores han estado apostado a que todos los trucos de estímulos implementados por su banco central (BoJ) crearían inflación y que el mercado de bonos saltaría por los aires. Sin embargo, se han equivocado y no solo los tipos se mantienen estables en cero a pesar de tener una deuda sobre PIB superior al 230% sino que además el yen japonés todavía se considera la moneda más segura del mundo.
Esto queda patente cada vez que los mercados globales implosionan viendo que el yen se recupera. Eso tiene mucho que ver con el hecho de que el carry trade del yen es muy popular.
Lo que hacen es pedir prestado a Japón al 0% y comprar activos en otras divisas con mayor rendimiento e incluso de manera apalancadas. Luego, cuando los mercados se relajan, salen zumbando de esos otros activos denominados en otra divisa y cierran el círculo.
Ahora, la mayoría de los inversores y expertos niegan que Estados Unidos vaya a acabar igual que Japón, pero la realidad es que son ciegos porque están haciendo exactamente lo mismo que ha hecho Japón años atrás y, sin embargo, los inocentes esperan un resultado diferente.
No es de extrañar que Japón haya estado estancado en la deflación durante tres décadas. El mundo está constantemente inundado con las fuerzas deflacionarias que emanan de China y los otros tigres asiáticos que compiten por exactamente por lo mismo que hace su hermano mayor.
Pero aún puede ser peor
La Covid-19 ha acelerado la virtualización de la economía. A las tendencias que estaban en movimiento creciente pero lento debido a la globalización se les ha inyectado esteroides durante la pandemia: trabajar desde casa, comprar en línea, pagar sin contacto, etc.
Ahora tenemos la economía que los futuristas predijeron para de aquí a una década.
Una economía que necesita mucha menos gente y esto va a llevar a que nuestros políticos no tengan otro remedio que proporcionar un estipendio de renta básica a los desempleados de manera crónica y cada vez a más personas.
Un verdadero repunte de la inflación colapsaría el mercado de bonos y desencadenaría otra crisis crediticia, que acabaría al final desembocado en otra extremadamente deflacionaria.
Durante el período estanflacionario de la década de 1970, Estados Unidos fue la nación acreedora más grande del mundo. Ahora, décadas de déficit comercial más tarde, Estados Unidos es la nación deudora más grande del mundo.
Así que tienen un grave problema pase lo que pase. Solo veo un puerto seguro ante la tempestad que vendrá sí o sí: el oro físico.