La pandemia de la Covid-19 no ha hecho más que acelerar unos años los efectos desiguales de la globalización ya que hinchado enormemente la riqueza de los multimillonarios a máximos históricos, mientras que los ingresos de la clase media trabajadora se diluian como un azucarillo en agua.
Así que los distintos responsables de los bancos centrales sintieron que el sistema estaba en riesgo y se apresuraron a inyectar liquidez en los mercados al tiempo que los responsables políticos de los distintos países cerraban sus economías e impulsaban el desempleo.
Esto ha creado una alarma de desigualdad en la población que ha estado sonando silenciosamente en segundo plano mientras todos estábamos preocupados por la expansión de la pandemia y los fallecidos que dejaba por el camino. Sin embargo, ahora se ha llegado a un nivel en el que esta megaburbuja épica de deuda no tiene red de seguridad.
Hasta ahora hemos visto algunas señales a modo de advertencia y que muchos han pasado por alto puesto que acabaron bien. Me estoy refiriendo a las caídas sufridas del S&P 500 en el año 2018 del 20% y posteriormente en el año pasado del 35%.
La alarma sigue sonando ahí fuera
En las últimas cuatro semanas, hemos visto niveles en el Skew Index, indicador que mide la percepción del riesgo del final de una distribución en el S&P 500, no vistos en los últimos 30 años.
Este índice está calculado teniendo en cuenta las opciones del S&P 500 y del CBOE y, por tanto, es también de la familia del famoso índice VIX de volatilidad y se calcula mediante la asimetría de las opciones existentes.
Pues precisamente nueve de las diez lecturas de este índice en el último mes han marcado nuevos máximos históricos donde una clara lectura de que el dinero inteligente cree que estamos cerca del final de este superciclo.
A pesar de ello, no hay ni la más mínima señal de miedo en los mercados de valores. No existe ni la más mínima expresión de venta en los mercados y desde que hace más de una semana tuvimos la reacción negativa a la última reunión de la Fed, el sector tecnológico ha vuelto a liderar lo que queda de este rally marcando nuevos máximos históricos.
Pero a fin de cuentas, así es cómo se desarrollan las burbujas hasta que un día simplemente explotan llevándose todo por delante.