El año no estaba funcionando precisamente de manera muy positiva para las acciones de Iberdrola. De hecho, en lo que vamos de año la acción lleva una caída acumulada del 8,42% y mantiene un rango de precios entre los máximos de los 12,40 euros por la parte superior y los mínimos que vimos en los 10,01 euros el pasado 3 de marzo.
De hecho, quitando la reacción alcista que tuvimos en el pasado mes de marzo extensible a casi la totalidad del mes de abril, al valor le está costando mucho romper la pauta de máximos y mínimos decrecientes que mantiene en los últimos meses a pesar de anunciar recientemente el dividendo flexible.
Esto le ha vuelto a costar una nueva señal de venta preocupante, que en el mundo del análisis técnico se llama cruce de la muerte y que se produce cuando la media móvil de medio plazo (línea roja contínua) se cruza a la baja con la de largo plazo (línea verde contínua).
Ese cruce se produjo el pasado 2 de julio y viene como reflejo de dicha pauta de máximos y mínimos decrecientes. Sin embargo, curiosamente desde entonces el precio de la acción está intentando construir una reacción alcista, que de momento es bastante tímida aunque en honor a la verdad hay que reconocer que está dejando unos mínimos crecientes y que a fin de cuentas es lo más importante.
Además, esta reacción alcista está naciendo desde un poco más arriba del suelo de los 10 euros, concretamente dede los 10,20 euros. Y si tenemos en cuenta que estos mínimos en relación a los mínimos anteriores del pasado 10 de junio son claramente decrecientes en el precio, en el oscilador RSI es precisamente creciente y por lo tanto lo que tenemos es una clara divergencia alcista, lo cual significa que la velocidad y la fortaleza con la que está bajando el valor está desapareciendo.
Si esto es cierto, entonces deberíamos ver pronto cotizaciones sostenidas por encima de los 10,66 euros aunque también es cierto que necesitaremos ver cierres por encima de la media móvil de largo plazo que ahora se encuentra los 11,02 euros para poder decir abiertamente que la pauta de máximos decrecientes de casi tres meses de duración se ha roto de manera contundente.
Por lo tanto y en conclusión, tenemos una divergencia alcista que apunta a que vamos a ver una continuidad en la reacción alcista, pero pasa necesariamente por la reconquista inmediata de los 10,66 euros además de no perder los 10,35 puesto que invalidaría la incipiente pauta de mínimos crecientes de tan solo semana y media de duración.