El anuncio de Estados Unidos de suministrar una tercera dosis de la vacuna contra la Covid ha llevado a algunos inversores a acelerar la toma de beneficios en las principales empresas farmacéuticas.
Moderna y Pfizer (con tecnología Biontech) son los fabricantes que más dosis administran en los Estados Unidos. Sin embargo, la tercera dosis, ya descontado desde hace días, no les ha sentado bien en bolsa.
Biontech ha caído un 28% desde los máximos conseguidos este mes y, aun así, sube un +287% en el año. Por su parte Moderna ha perdido un 24% desde los máximos de hace apenas dos semanas, aunque sube en el año un +236%.
Por último, Pfizer ha recortado un 6% desde sus máximos históricos y su rentabilidad en lo que llevamos de año es del +19%.
Ha funcionado el viejo adagio bursátil de "comprar con el rumor, vender con la noticia” amplificado además por las fuertes revalorizaciones acumuladas que les llevaron a marcar nuevos máximos históricos hace escasas fechas.
Tercera dosis
En los Estados Unidos están decididos a poner una tercera dosis de refuerzo a los ya doblemente vacunados. Las autoridades sanitarias han tomado la decisión debido a que han visto una reducción de la efectividad de las vacunas con el paso del tiempo y por la expansión de la variante delta.
Sin embargo, la OMS critica la decisión porque no lo ven justificado científicamente y, además, creen que es insolidario para las millones de personas que no tienen ninguna dosis en el mundo.
Más allá de esta polémica (¿una tercera dosis para los estadounidenses mientras hay millones de personas, incluso considerados como población más vulnerable, sin acceso a la vacuna?) hay tres empresas especialmente afectadas por esta decisión del ejecutivo de Biden: Pfizer, Biontech y Moderna.
Pfizer y Moderna son las marcas mayoritarias en el país, aunque Astrazeneca sea la más administrada en el mundo.
El efecto en Pfizer
Fundada en 1849, es uno de los laboratorios líderes a nivel mundial en el sector farmacéutico. Su capitalización bursátil ronda hoy los 275.000 millones de dólares.
En marzo de 2020 su cotización llegó a estar por debajo de los 27,5 dólares por acción y hoy cotiza a 48,80 dólares. El motivo de las caídas vino porque nadie contaba con Pfizer para crear una vacuna puesto que nunca ha sido su especialidad.
Sin embargo, su director y presidente ejecutivo, Albert Bourla, un veterinario griego de origen judío, tuvo la inteligencia de, por aquel entonces, contactar con una pequeña empresa alemana que cotizaba en el Nasdaq: Biontech.
El efecto en Biontech
Biontech nació en 2008 de la mano de un emigrante turco musulmán, empeñado en desarrollar la tecnología ARN. La empresa, como muchas dedicadas al I+D, nunca tuvo beneficios, pero eso no lo desanimó.
Siendo un laboratorio pequeño, llegó a un acuerdo con Pfizer para que ellos desarrollaran y comercializaran una vacuna que se debe sobre todo a su tecnología.
Su evolución bursátil ha sido espectacular multiplicando por 10 su cotización desde marzo del año pasado. Su capitalización bursátil ronda los 80.000 millones de dólares.
El efecto en Moderna
Fundada en 2010, su primer nombre fue Moderna, destacando así el acrónimo de RNA Modificado. Sus primeros años trabaja por encargo para Merck y Astrazeneca pero desde 2014 se centra en descubrir vacunas usando el ARN mensajero (según la forma castellanizada).
Cotiza en bolsa sólo desde finales de 2018 y su comportamiento fue bastante discreto hasta que empezó a sugerir que podría crear una vacuna contra el Covid-19. Desde marzo del año pasado su valor se ha multiplicado por 15.
El aumento de su capitalización bursátil (hoy de 151.000 millones de dólares) la llevó a ingresar el mes pasado en el S&P500.