Ayer mucha gente saldría a cenar o a tomarse unas cervezas por las distintas carpas del Oktoberfest repartidas por España, ya que hoy es festivo nacional.
Sin embargo, la Bolsa de Madrid mantiene los mercados españoles abiertos puesto que no es festivo en ninguna otra plaza europeas como sí ocurre en otras fechas como el jueves y Viernes Santo o en Navidad.
¿De verdad hay que tener abierta la sesión bursátil en sesiones tan señaladas como el día de Reyes, el día de hoy o inclusive tener media sesión bursátil operativa el día de nochebuena y nochevieja?
Supongo que no fui el único que anoche se escapó de su despacho para irse a tomar unas cervezas a la carpa del Oktoberfest de mi ciudad. De hecho, había aforo limitado y el acceso era lento.
Una vez dentro, tocaba ir a por el bratwurst de turno y a por medio litro de cerveza. La cola era interminable y una vez conseguías estar en primera fila delante del tirador de la Pilsner, te advertían que se les había acabado las jarras de cristal y que tenía que ser en vaso de plástico.
Este cambio de emergencia escondía un pequeño problema físico. Habías pagado 5 euros por medio litro de cerveza y el vaso de plástico era de 0,33 litros. Esto significaba que la cerveza me salió extraordinariamente cara aunque no me supuso ningún quebranto económico.
Sin embargo, parece que no fui el único en pagar cara la cerveza porque es altamente probable que el error que hemos visto hoy tras la apertura del mercado haya tenido mucho que ver con un consumo excesivo de cerveza anoche o en su defecto pocas horas de sueño. Situación que se hubiese evitado teniendo la bolsa cerrada en una sesión en la que es Fiesta Nacional.
Es muy probable que alguien haya querido poner una orden de venta de 15.000 títulos y en lugar de ella ha colocado un cero de más convirtiéndola en una venta de 150.000 títulos en Repsol.
Esto naturalmente barre a la baja a la acción, que si normalmente ya cuenta con poco volumen tras la subasta de apertura por la reconfiguración de las distintas órdenes de compra y venta, en una sesión con menos inversores se ha incrementado su efecto.
El resultado es obvio. Calculo que se han vendido acciones por valor de unos 1,65 millones de euros bajando su precio hasta el 4% de caída o lo que es lo mismo hasta los 10,79 euros.
Inmediatamente, la contratación de Repsol era suspendida por exceso de volatilidad, pero el daño ya estaba hecho. Un daño que podríamos resumir como la cerveza de los 50.000 euros siempre y cuando esos títulos de exceso hayan sido recomprados tras el regreso a la cotización.
Si este supuesto error lo ha cometido un gestor de algún fondo de inversión, pues su efecto es como el mío, haber pagado 5 euros por tres sorbos de cerveza, pero si ha sido algún atreviso particular de esos que ponen todos los huevos en la misma cesta pues le ha hecho un pequeño roto que no olvidará.