Cada vez más inversores quieren criptoactivos dado su alto potencial de subida, pero la falta de regulación les echa para atrás. En este sentido, un 75% de los asesores financieros españoles metería criptodivisas como bitcoin o ethereum en las carteras de sus clientes si estas estuvieran reguladas y vigiladas por los supervisores.
Así se desprende del tercer Barómetro de la Digitalización de la Inversión en España, elaborado por eToro y EFPA. Al contrario que otros activos alternativos de moda como el capital privado o el venture capital, que están extendiéndose desde los inversores institucionales hasta los minoristas, en el caso de las criptomonedas son los pequeños inversores quienes primero han movido ficha. Los profesionales han sido más reacios, pero poco a poco se están abriendo a analizar la forma en cómo introducir bitcoin, ethereum o dogecoin entre las posiciones de sus asesorados.
Según el citado estudio, el récord batido por el bitcoin en los últimos meses ha podido ser el principal motivo de este interés, de acuerdo con el 82% de los asesores. La falta de regulación y claridad legal son señaladas por los asesores financieros como los principales obstáculos para el desarrollo de los criptoactivos, aunque un 89% cree que la tecnología blockchain ha llegado para quedarse. De hecho, la mayoría (75%) considera que, si se regulan, los criptoactivos serán un activo más dentro de las carteras en el futuro.
Las cifras hablan por sí solas. En base a los asesores, el porcentaje de sus clientes que invierte en criptoactivos ha pasado del 9% al 33% en un solo un año, es decir, ya son uno de cada tres. Se trata de un crecimiento del 266% en 12 meses.
Sin embargo, solo dos de cada diez asesores perciben los criptoactivos como una opción segura de inversión, frente al 68% que reconoce que no los ve como una alternativa segura. A esto se añade un 32% que tiene dudas sobre su tributación.
Primer ETF del bitcoin
En realidad, la carrera por las criptodivisas y, en particular, por el bitcoin no ha hecho más que empezar. Incluso en la otra orilla del Atlántico. La criptomoneda reina se ha disparado en los últimos días -ha subido cerca de un 10,5% desde el lunes, hasta cotizar en los 52.541 euros por bitcoin- tras los rumores de que la SEC estadounidense podría aprobar el primer ETF sobre futuros del bitcoin.
Y así ha sido. El debutante es el Valkyrie Bitcoin Strategy ETF, que estará registrado en el Nasdaq en los próximos días. Todo un espaldarazo para los criptoactivos, ya que supone la entrada real en el circuito financiero. Pero otros ocho fondos cotizados más sobre bitcoin podrían ver la luz en EEUU a lo largo de octubre y noviembre, en algunos casos de gestoras tan famosas como Invesco o VanEck.
La previsión de Oliver Wyman y Morgan Stanley es que los ETF del bitcoin muevan unos 300.000 millones de dólares en 2025.
Como prevé Jorge Soriano, consejero delegado y fundador de Criptan, “vamos a ver a otros países seguir el camino de El Salvador y adoptando bitcoin como moneda de curso legal. Y, por supuesto, ya estamos viendo a grandes empresas empezar a aceptar pagos en criptomonedas de una forma muy sencilla y desde cualquier parte del mundo”.
Por su parte, ethereum no da abasto para satisfacer la demanda de los servicios que ofrece. “Y eso tiene una lectura muy positiva”, a juicio de Paul y Haydée Barroso, fundadores de Atani. “La demanda de infraestructura para ejecutar smart contracts y operar aplicaciones descentralizadas supera con creces a la oferta actual. Eso genera enormes oportunidades para invertir en el crecimiento y la mejora de ethereum, pero también para el desarrollo de otras plataformas que compitan con o complementen a ethereum”, opinan estos hermanos.
En la actualidad, un ethereum equivale a 3.320 euros, tras haberse revalorizado un 12,8% en la última semana.
Volviendo a los asesores financieros, este colectivo estima que los bancos centrales pueden jugar un papel determinante: seis de cada diez consultados creen que las monedas digitales que están impulsando las autoridades monetarias también benefician la adopción generalizada.
Proveedores líderes
“La propia digitalización de los asesores redunda en beneficio de todo el mercado, ya que se produce un efecto dominó que amplía la profesionalidad de las plataformas digitales de inversión”. Para Tali Salomon, directora general de eToro para Iberia y Latinoamérica, “por supuesto, se trata de activos que son muy volátiles y de mucho riesgo”, en referencia a las divisas digitales, “por eso siempre apoyamos todos los avances regulatorios en ese sentido y serán clave para el desarrollo y adopción generalizada de este activo”.
Conscientes de las muchas dudas legales o de seguridad que aún despiertan las criptomonedas entre los inversores, aun siendo estos profesionales o instituciones, desde Protein Capital siempre han tenido claro que trabajar con los proveedores líderes del sector es una condición indispensable para generar confianza.
Este fondo español, que invierte en las dos o tres criptodivisas de referencia en cada momento, es el primero de una gestora patria aprobado por la CSSF luxemburguesa, desde donde se distribuye entre inversores acreditados. También es el primer fondo europeo en tener cuenta en Silvergate Bank, el norteamericano que ha apoyado a las fintech de divisas digitales desde cero. Por otro lado, Protein Capital trabaja con Coinbase, el mayor custodio de criptos del mundo.
“Dentro del mundo cripto, que es muy volátil, nosotros somos de lo más conservador”, asegura Alberto Gordo, consejero delegado de Protein Capital, en conversación con EL ESPAÑOL-Invertia. Su fondo no hace cortos ni se apalanca, únicamente juega la paridad entre criptodivisas, como tradicionalmente se ha hecho entre el dólar y el euro.
El éxito del proyecto radica en el concepto de ciclos generacionales de 20 años. “Los millennials harán suyo el blockchain, es el activo clave de esta generación”, afirma. Y con esta tecnología el fondo se moverá de bitcoin o ethereum a cualquier divisa digital que lidere el mercado de aquí a 2038: Libra (Facebook), el euro o el yuan digital o alguna otra que esté por inventar.
Su objetivo de negocio, aunque tímido, empieza a atraer la atención de los institucionales. Pasar de los 15 millones de euros hasta el entorno de los 30 o 45 millones bajo gestión, en función de cuánto se revalorice el bitcoin. Cada día que pasa, el viento sopla más a su favor. Una regulación garantista pero no demasiado férrea es la última de las piezas que faltan para completar el puzle de este pujante sector.