El viernes pasado, al tiempo que en Europa se calmaba la euforia bursátil por culpa del confinamiento en Austria, y el Ibex cerraba la peor semana del año, Apple marcaba máximos históricos por segunda sesión consecutiva (el lunes los marcó de nuevo).

Al ser la segunda mayor empresa por capitalización bursátil, llevó a que el Nasdaq marcara también máximos y acercó mucho al S&P500 al mismo objetivo, que sí consiguió el lunes (el Dow Jones, al que no pertenece, cerró el viernes en negativo y aún no ha marcado nuevos máximos como los otros). Que Apple suba en bolsa casi no es noticia pero el motivo de este último tirón no tiene que ver con sus iPhones.

Apple ha acelerado el desarrollo de su coche eléctrico y está reorientando el proyecto en torno a las capacidades que presta la conducción 100% autónoma. Se trata de construir un vehículo que, sin volante ni pedales, no requiera ninguna intervención humana y esté disponible para 2025.

No es algo nuevo, la compañía de la manzana lleva años con el tema, pero los máximos históricos de Tesla de este mes (que han convertido a Elon Musk en el hombre más rico del mundo) o la exitosa salida a bolsa de Rivian, han “calentado” mucho el sector.

Tesla tiene un 2% de cuota de mercado mundial en automóviles, Rivian el 0%, Lucid también el 0%, pero en bolsa Tesla capitaliza más de un billón cien mil dólares (más que todas las compañías clásicas juntas), Rivian más que todo el grupo Volkswagen y Lucid más que Ford.

El proyecto de Apple 

El equipo del coche de Apple había explorado dos caminos simultáneos: crear un modelo con capacidades limitadas de conducción autónoma centradas en la dirección y la aceleración o una versión con capacidad de conducción autónoma completa que no requiriera la intervención humana. Los ingenieros, bajo el nuevo liderazgo del ejecutivo de software del Apple Watch, Kevin Lynch, se están concentrando en la segunda opción, impulsando un coche con un sistema de autoconducción completo en su primera versión.

También ha explorado diseños en los que el sistema de información y entretenimiento del coche, probablemente una pantalla táctil similar a la del iPad, estaría en el centro del vehículo, lo que permitiría a los usuarios interactuar con ella durante el viaje. El coche también estaría altamente equipado con los servicios y dispositivos existentes de Apple.

Recientemente, la empresa ha completado gran parte del trabajo central del procesador del sistema de conducción automatizada que tiene la intención de que lleve la primera generación del automóvil de Apple. La empresa tiene previsto empezar a utilizar el nuevo diseño del procesador y los sensores de autoconducción actualizados en los coches retroadaptados que lleva años probando en California. La firma tiene actualmente una flota de 69 todoterrenos de Lexus para experimentar con su tecnología.

El CEO de Apple, Tim Cook, cuando se le preguntó el pasado enero cómo evalúa Apple las nuevas categorías de productos fue claro: “El tipo de cosas en las que nos encanta trabajar son aquellas en las que hay un requisito para que el hardware, el software y los servicios se unan. La magia ocurre en esa intersección”.

El chip de Apple para el coche es el componente más avanzado que la compañía ha desarrollado internamente y está formado principalmente por procesadores neuronales que pueden manejar la inteligencia artificial necesaria para la conducción autónoma. Las capacidades del chip significan que se calentará y probablemente requerirá el desarrollo de un sofisticado sistema de refrigeración.

Como parte de los esfuerzos para acelerar el proyecto, Apple está contratando más ingenieros de hardware de conducción autónoma y de automóviles. Una muestra de ello es la contratación de CJ Moore, antiguo director de software de conducción autónoma de Tesla.

En las últimas semanas, Apple también ha contratado a un experto en sistemas de climatización de Volvo Cars, a un directivo de Daimler Trucks, a ingenieros de sistemas de baterías de Karma Automotive LLC y de otros fabricantes de automóviles, a un ingeniero de sensores de Cruise LLC de General Motors, a ingenieros de seguridad de automóviles de empresas como Joyson Safety Systems, y a otros múltiples ingenieros de Tesla.

Boom bursátil

Que los inversores tengan confianza en las capacidades tecnológicas de Apple tiene sentido. Es una compañía que ha sabido reinventarse varias veces en su historia y hay confianza en que pueda triunfar también en el sector automotriz.

En cualquier caso, detrás de la euforia bursátil está el ejemplo de Tesla, una compañía que ha subido, en sus poco más de 11 años de existencia bursátil un 6.000%, a pesar de que hasta el año pasado no firmó un ejercicio en positivo.

Eso explica el éxito de la salida a bolsa de Rivian o de Lucid, y también tiene mucho que ver con las políticas del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Sin ir más lejos, el viernes pasado el presidente canadiense Trudeau se volvió a su país frustrado por no haber podido convencer al presidente norteamericano de que elimine los créditos fiscales propuestos para vehículos eléctricos que favorecerían a los fabricantes estadounidenses, en detrimento de los canadienses.

Este apoyo político, que ya empezó el verano pasado con las declaraciones de muchos dirigentes mundiales para impulsar el coche eléctrico como medida para luchar contra el cambio climático, se ha visto impulsado en Estado Unidos con la aprobación la semana pasada de la Build Back Better, ley que incluye 7.500 millones de dólares para construir alrededor de 400.000 nuevas estaciones de carga eléctrica. 

Todo esto impulsará las ventas de baterías de vehículos, piezas y otros materiales. Además, la novedad de Apple puede ser que adelante a Tesla en la conducción autónoma, algo en lo que la empresa de Elon Musk sigue teniendo problemas. 

Recelos

Nadie duda de los recursos que puede movilizar Apple para construir su coche eléctrico, pero un auto completamente autónomo ha sido el “santo grial” de la industria del automóvil y es una idea que Tesla, Waymo de Alphabet y otros han estado persiguiendo durante años. Pensar en conseguirlo en tan sólo cuatro años es un ejercicio de fe, según algunos expertos.

Mark Gurman, de Bloomberg, cree que “2025 es más un factor de motivación para el equipo que un plazo estricto”. Esto puede suponer que, contra la euforia bursátil, este proyecto va a estar costando mucho capital en inversiones durante años y va a tardar en verse una rentabilidad.

Cierto que esa misma fe hizo ganar mucho dinero a los que confiaron en Tesla pero ya no hablamos de ser el primero, sino de una carrera muy competitiva en la que están participando automotrices y tecnológicas de todo el mundo.

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