Alemania deja de cobrar a los inversores por sus bonos a diez años por primera vez en los últimos 32 meses. El 'bund' marca este miércoles unos tipos positivos de los que se había mantenido al margen desde mayo de 2019.
En los cruces más punteros de la jornada, el bono soberano de referencia para Europa alcanza un rendimiento del 0,025%. Aunque se trata de unos tipos ínfimos, el vuelco desde los negativos en los que se había estado moviendo por los últimos dos años y medio, marcando su registro más bajo en marzo de 2020, en el -0,909%.
La racha en rentabilidades negativas se ha alargado durante nada menos que 990 días. No obstante, a media sesión la tensión sobre el 'bund' aflojaba ligeramente y el papel germano retomaba tasas con el signo menos delante.
La escalada llega en medio de un entorno de creciente convencimiento de que los bancos centrales tendrán que acelerar su plan de retirada de estímulos y también de subidas de tipos oficiales. Una certeza que gana fuerza con cada nuevo dato de inflación que ve la luz en las últimas semanas.
Ya en la jornada de ayer, el bono estadounidense a dos años rebasó la cota del 1% que llevaba sin superar desde enero del 2020. En este caso, la creciente presión de distintos miembros de la Reserva Federal (Fed) para proceder a una primera subida de tipos ya en marzo hizo su efecto.
Conforme a lo que señalan los analistas de Capital Bolsa, los últimos movimientos de los bonos soberanos europeos comienzan a descontar "un aumento de tasas de 10 puntos básicos" para septiembre de 2022 en la Eurozona. Un horizonte que, al menos en voz alta, no se ha planteado nunca formalmente el Banco Central Europeo (BCE), que hasta ahora ha defendido la estabilidad de tipos hasta 2023.
Inflación desbocada
Este mismo miércoles se conocía que la inflación en Alemania se disparó hasta el 5,3% en diciembre. Una cifra que, si bien entra en el rango que habían establecido los economistas en sus previsiones, supone un firme argumento para que los representantes del Bundesbank presionen en el BCE para acelerar el timidísimo tapering anunciado hasta la fecha.
Por si fuera poco, Reino Unido se ha sumado hoy mismo al club de los países que están marcando máximos de tres décadas en el incremento del coste de la vida. El país hasta hace poco miembro de la Unión Europa ha dado cuenta de una inflación del 5,4% al cierre del pasado diciembre. Su tasa más alta en los últimos 30 años.
Con todo ello, el bono español a diez años también se contagia de este tirón alcista de tipos. Este miércoles ofrece a sus tenedores una rentabilidad del 0,71%, lo que implica un incremento del 104% solo en el último mes.
Un ascenso que supone para el papel de referencia español máximos de los últimos 20 meses. Desde mayo de 2020, en pleno tensionamiento de los mercados por el estallido de la pandemia en Europa, no cotizaba tan alto. Y esto se traduce en problemas para el Gobierno a la hora de cuadrar sus cuentas, pues uno de sus grandes presupuestos es la continuidad en la caída del coste de su deuda soberana, lo que este año procurará conseguir favoreciendo las emisiones a más largo plazo.