Los Sims es un videojuego de simulación social en el que el jugador no tiene ninguna misión. No hay que eliminar naves alienígenas, ni esquivar barriles lanzados por un simio gigante para rescatar a príncipes o princesas, ni tampoco luchar contra todo bicho viviente que se le ponga a uno por delante. El jugador tan solo tiene que "estar". En Los Sims los jugadores mueven sus personajes por un mundo virtual que "viven" en casas, comen, beben e interactúan con otros personajes.
A lo largo de los años las distintas versiones han ido permitiendo hacer cada vez más cosas a los muñequitos, introduciendo nuevos objetos y accesorios con los que interactuar como mascotas virtuales y hasta vivir en "nuevos mundos". Se trata ya de una saga que salió al mercado para PC a principios de 2002 y ha llegado a ser una de las franquicias de videojuegos más vendida de todo el mundo, con más de cien millones de copias a lo largo de estos más de veinte años. Cien millones son muchos millones si tenemos en cuenta que buena parte de esas ventas son durante años en los que todavía uno iba a una tienda a adquirir copias físicas de los juegos.
¿Les resulta familiar? Ahora uno de estos mundos virtuales se hace llamar Metaverso y es una palabra que no deja de repetirse y aparecer en todos los medios desde que "la empresa" de "la red social por antonomasia" decidiera cambiar su nombre e incluir la palabra como nombre comercial. La idea es que en el mundo del Metaverso los usuarios no sólo compartan comentarios, fotos o videos como hasta ahora estamos haciendo en las redes sociales si no que interactúen en un mundo virtual en que se verán representados como avatares utilizando dispositivos externos que incluye gafas de realidad virtual y guantes especiales para garantizar una inmersión total en el universo paralelo.
Conceptualmente una red como Metaverso no resulta nueva, aunque la aproximación a cómo se desarrolle y cómo se rentabilice el negocio sí supone un cambio importante, porque abre un mundo nuevo de posibilidades de nuevos negocios virtuales con los que interactuar. Todo el desarrollo de esta infraestructura no es nada barato y está teniendo repercusiones importantes en el sector de la tecnología. En esta era "just in time" donde los ciclos de producción y de consumo están muy imbricados, cualquier desajuste en la cadena provoca retrasos en el resto.
Conceptualmente una red como Metaverso no resulta nueva, aunque la aproximación a cómo se desarrolle y cómo se rentabilice el negocio sí supone un cambio importante
Cuento esto porque hace unos pocos días hemos visto caer de manera importante el precio de una de las mayores redes sociales tras la publicación de los resultados del cuarto trimestre del año pasado. Los grandes números resultaron más o menos en línea con lo esperado, pero la compañía rebajaba mucho las previsiones de ingresos para los primeros meses de 2022 básicamente porque se han quedado relativamente atrás respecto a otros competidores (pocos tiene), por cambios en la política de privacidad del sistema operativo del mayor fabricante norteamericano de teléfonos y por factores indirectos pero importantes como lo son la cada vez más evidente inflación y problemas en las cadenas de suministro que empiezan a afectar a los presupuestos de muchos de sus principales anunciantes.
Además de que por la parte de los ingresos las cosas le han ido reguleras, los gastos se han disparado haciendo que los beneficios hayan caído… obvio si pensamos que el proyecto de transformar la red social en una espacio virtual es titánico y precisa de inversiones millonarias.
El temor de los inversores es lógico y la caída en precio está más que justificada por el temor que despierta el giro estratégico de la compañía, pero refleja la preocupación por los directivos por atraer nuevas generaciones y su enorme capacidad de adaptación a los gustos y necesidades de una sociedad que quiere cosas distintas.
No me cabe la menor duda de que todavía nos queda Facebook e Instagram para rato. Son los motores de la compañía y van a seguir contribuyendo a la cuenta de resultados de Meta. Lo que no tengo todavía claro es que podamos vivir en mundos virtuales como Los Sims tan pronto.
El caso de Facebook es muy llamativo porque ha caído mucho en muy poco tiempo, pero no podemos olvidar que es una compañía de crecimiento, sin deuda y que cotiza a ratios muy razonables si uno sigue teniendo algo de fe en su cuenta de resultados. Y esto solo es un ejemplo… en el sector de la tecnología hay muchas compañías que han sufrido mucho, pero que siguen contando con sólidos balances, poco endeudamiento y muchos años por delante de beneficios en negocios, que sí o sí, van a formar parte de nuestras vidas.
No invierta solo en una compañía… pero aproveche oportunidades para aumentar la posición de tecnología en su cartera. Que no sea el "core" de sus posiciones. Diversifique, pero no se olvide que el mundo día a día será cada vez más digital.
*** Álvaro Galiñanes Franco es director de Inversiones de Santander Private Banking Gestión.