El ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, ha afirmado este jueves que pagó a sus acreedores para evitar un 'default' (impago) que sería letal para su credibilidad ante los mercados. Sin embargo, ha advertido que desconoce si el dinero llegó a su destino porque las sanciones internacionales afectan a su operativa financiera, incluidas las transacciones bancarias.
Este miércoles era el 'Día D' para Moscú. El país tenía que pagar a los inversores 117 millones de dólares por el vencimiento de un bono soberano emitido en esa moneda. Con su acceso a las reservas de divisas congeladas, había muchas dudas de que Rusia pudiera pagar y agencias de calificación crediticia, como Fitch, advirtieron que si optaba por realizar ese pago en rublos, también se consideraría un 'default'.
En la tarde de ayer, Siluanov afirmó a un medio de comunicación que finalmente se había optado por pagar en rublos, como recogió este periódico. Sin embargo, nadie ha certificado que ese dinero llegara a su destino, la sucursal en Londres de Citibank, con la que suele operar.
El ministro ha achacado a las sanciones la posibilidad de que el dinero no hubiera llegado. Y ha subrayado que Moscú cuenta con los fondos necesarios para satisfacer sus obligaciones de pago con acreedores internacionales.
No obstante, expertos consultados por el Financial Times ponen en duda la denuncia de Moscú, ya que recuerdan que dentro de las sanciones se incluye un punto que deja claro que sí pueden hacer movimientos financieros para el pago de cupones a los acreedores extranjeros.
Periodo de gracia
Si se confirma que el dinero no ha llegado o si lo ha hecho y el pago fue en rublos, Rusia entrará en un periodo de gracia de 30 días para poder cumplir con las obligaciones que tiene contraídas con sus acreedores. Si no lo hace, entrará en un impago técnico a mediados de abril. Este es el escenario que tanto el mercado como las agencias de calificación crediticia dan como más seguro.
Un 19% de los bonos soberanos rusos emitidos rublos (unos 308 millones de euros) y un 50% de los emitidos en dólares (unos 18.230 millones de euros) están en manos de inversores internacionales, según estimaciones de Pictet Wealth Management.
Así, un impago del país será controlable para los mercados extranjeros, pero tendrá repercusiones internas y dañará al ahorrador ruso que haya invertido en deuda pública, debido a que con la pérdida de credibilidad del país, el rublo cada vez se va a ver más dañado.