Amancio Ortega ha sido noticia durante dos días consecutivos al haber apostado por dos proyectos renovables. Más conocido por su inversión en compañías no cotizadas o en el mercado inmobiliario, la persona más rica de España también invierte en bolsa.
Sin contar con su participación mayoritaria en Inditex (del 59,29%), posee el 5% tanto de Enagás como de Redeia (la antigua Red Eléctrica), además del 12% de Redes Energéticas Nacionais (REN).
Su inversión en ellas -todas energéticas- se salda, hasta ahora, con una ganancia de algo más de 140 millones de euros. Más allá de la rentabilidad obtenida en el mercado, gran parte de su éxito se basa en el cobro de dividendos.
Rentabilidad y dividendo
La entrada en Enagás tuvo lugar a mediados de diciembre de 2019. A través de su sociedad Partler 2006, perteneciente a Pontegadea -su brazo inversor-, Ortega entró en el gestor de la red de gas española mediante la adquisición de un 5% de su capital.
El alma máter de Inditex participó del proceso de colocación privada del aumento de capital que Enagás llevó a cabo por 500 millones de euros para hacer frente a la compra de la estadounidense Tallgrass.
La sociedad de Ortega se adjudicó un total de 13,09 millones de nuevas acciones, con las que se convirtió, junto a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que también ostenta un 5%, en el mayor accionista de la compañía.
En ese momento el paquete accionarial estaba valorado, a precios de mercado, en 281,63 millones de euros. El valor es ahora un 15,22% inferior -la caída que Enagás registra en bolsa desde entonces- y se reduce por debajo de los 240 millones de euros.
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La rentabilidad negativa de Enagás se compensa con el pago de dividendo de la compañía presidida por Antonio Llardén. En total, Ortega ha recibido algo más de 52 millones (netos) por este concepto.
A finales de julio de 2021, Amancio Ortega se convirtió en el segundo mayor accionista de la antigua Red Eléctrica. Actuó de la misma manera que en Enagás. Entró en la ahora Redeia a través de Pontegadea y con una participación del 5% de su capital, la máxima que puede tomar un inversor debido a las limitaciones que existen para garantizar la independencia de la sociedad.
De nuevo, su apuesta por el operador del sistema eléctrico solo es superada por la participación que tiene el Estado -también a través de la SEPI-, que controla un 20% de la compañía.
Según publicó en ese momento Europa Press, citando a fuentes del holding del fundador de Inditex, la operación respondió a la incorporación a su porfolio de “un activo de calidad” en el que tienen “vocación de permanencia a largo plazo: una compañía del sector de las infraestructuras energéticas con una adecuada estrategia medioambiental, social y de buen gobierno".
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Ortega se hizo con 27,054 millones de acciones de Red Eléctrica por un total de 456 millones de euros. Frente a la caída de Enagás, Redeia se ha revalorizado desde entonces un 14%, con lo que el valor de su participación roza ahora los 520 millones de euros.
A esa rentabilidad – de casi 64 millones- se le suma de nuevo el cobro de dividendos, que ascienden a casi 31 millones de euros netos.
Su apuesta lusa
Solo un día después, Ortega entró en el operador de la red eléctrica portuguesa. Compró el 12% de REN, una posición entonces valorada en 190 millones de euros. Pontegadea llegó a un acuerdo con Mazoon -sociedad de Omán Oil- para hacerse con 80,1 millones de acciones.
Desde entonces, REN ha subido en bolsa más de un 17,5%, haciendo que el paquete accionarial del padre de Marta Ortega roce los 225 millones de euros. Como en el caso de las anteriores compañías, a las ganancias obtenidas por la evolución de las acciones se suma la generosa retribución al accionista.
La compañía pagó el pasado mayo un dividendo de 0,154 euros brutos por acción, tal y como consta en su página web. Desembolsó casi 103 millones de euros en total, de los que cerca de 12,5 fueron a parar a Ortega.