La dureza de los bancos centrales sigue golpeando a las bolsas. Los inversores temen que las subidas de tipos desemboquen irremediablemente en una recesión económica. No en vano, las propias instituciones han reconocido que la lucha contra la inflación generará dolor a familias y empresas, sin descartar, incluso, la entrada en recesión técnica.
Con este panorama, el Ibex 35 no ha logrado frenar las últimas caídas registradas. Más bien todo lo contrario, ya que el índice nacional ha cerrado la sesión del lunes con una caída del 0,92% que le ha llevado hasta los 7.989,6 puntos.
Las subidas de los grupos siderúrgicos y la banca nacional no han servido para evitar el descenso del Ibex 35. El mayor avance del índice ha sido el de ArcelorMittal, que se ha revalorizado un 3%. A continuación, Banco Sabadell ha sumado un 1,77% y Repsol, un 1,49%.
Por el contrario, Solaria ha encabezado las pérdidas al ceder un 7,61%. Tras la renovable, Amadeus ha cedido un 3,98% y Acciona Energía, un 3,26%.
El selectivo ha sumado, por tanto, su novena sesión consecutiva en negativo en la que es su peor racha desde noviembre de 2017. Por aquel entonces sufrió descensos en diez sesiones de forma ininterrumpida.
[La cartera de acciones de Eduardo Bolinches para la sesión de hoy]
En estas últimas nueve jornadas el selectivo ha perdido un 6% de su valor. La caída registrada la semana pasada rozó el 3,3%. De la misma forma, Fráncfort cedió un 4,23%; París, un 3,45%; Milán, un 2,84%, y Londres, un 1,63%.
Y también de la misma forma, los principales índices europeos han terminado el día en negativo. El discurso que el pasado viernes pronunció el presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, Jerome Powell, en la cumbre de banqueros centrales de Jackson Hole, terminó de golpear a los mercados en una semana ya de por sí negativa.
Powell alertó de que las empresas y los hogares tendrán que soportar "algo de dolor" como peaje para atajar las elevadas tasas de inflación que está experimentando el país desde hace meses.
Reiteró que el objetivo de la Fed es controlar la inflación hasta que se sitúe en el nivel del 2%, y todo ello a pesar de la moderación que mostró el alza de precios en julio en el país estadounidense, cuando se situó en el 8,5% en tasa interanual, frente al 9,1% marcado en junio.
Este discurso hawkish (duro) podría suponer una nueva subida de 75 puntos básicos en su próxima reunión, prevista para finales de septiembre.
"La postura de la Fed es muy similar a la que mantienen muchos miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), que consideran la inflación en la eurozona inaceptable y que abogan por una actuación determinante de la institución para lograr moderarla" apuntan los analistas de Link Securities.
De hecho, el viernes hubo rumores, propiciados por algunas filtraciones a distintos medios, de que parte del Consejo del BCE iba a defender una subida de 75 puntos básicos de los tipos de referencia en la reunión de septiembre.
La dureza de la Fed provocó caídas superiores al 3% en Wall Street. La semana se saldó con una caída del 4,2% para el Dow Jones, del 4% para el S&P 500 y del 4,4% para el Nasdaq. Al cierre de la sesión en Europa, los principales índices de la Bolsa de Nueva York también cotizaban con caídas.
En el mismo momento, el barril de petróleo Brent sumaba un 3,04% y el precio alcanzaba los 102 dólares por barril.
El crudo de referencia en Europa superó la semana pasada los 100 dólares ante el giro de 180 grados de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios (conocidos como OPEP+) que se estarían planteando la posibilidad de recortar la producción nuevamente.
Las peores perspectivas para la economía europea hicieron que la semana pasada el euro cotizase por debajo del dólar. Este lunes, la moneda comunitaria ha llegado a superar la paridad, aunque al término de la sesión se intercambiaba a 0,999 ‘billetes verdes’.
De la misma manera que se extendía las caídas de las bolsas, la escalada de la rentabilidad de la deuda europea se frenaba. Tras acercarse al 2,8%, el interés del bono español a 10 años se reducía al 2,68%. De la misma manera, la prima de riesgo española se relajaba hasta los 118,7 puntos básicos.