Los resultados de las elecciones de mitad de mandato que Estados Unidos celebra este martes podrían tener efectos sobre la política monetaria que la Reserva Federal (Fed) está llevando a cabo para controlar la elevada inflación. Especialmente si los demócratas revalidaran sus mayorías, un escenario que podría conllevar nuevas subidas de los tipos de interés o, al menos, que estos se mantuvieran altos durante más tiempo. Sin embargo, los sondeos apuestan por una victoria republicana o, al menos, un Congreso dividido, lo que daría vía libre al banco central, pero limitaría el margen de actuación de la política fiscal si la Fed comete un error de cálculo.
En las conocidas como midterm elections se disputarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 del Senado de Estados Unidos. Actualmente, los demócratas tienen el control de las dos cámaras legislativas que componen el Congreso estadounidense, si bien lo hacen tras haber obtenido mayorías muy ajustadas en ambas durante las elecciones de 2020.
Este encuentro electoral tendrá consecuencias indirectas sobre la política monetaria que la Fed seguirá en los próximos meses después de haber elevado los tipos de interés hasta el 4%, en niveles previos a la crisis financiera de 2008, en los últimos siete meses.
Y de ello estarán muy pendientes los mercados, pues, como señala George Brown, economista de Schroders, "el factor que más influirá en el sentimiento [de mercado] durante los próximos dos años será la medida en que la Fed tenga que subir los tipos de interés para controlar la inflación. Y eso dependerá en parte de qué partido, si es que hay alguno, salga vencedor en las elecciones de mitad de mandato".
En este sentido, el mercado apuesta por que los demócratas perderán sus mayorías y los republicanos accederán al control de alguna de las cámaras como escenario previsible. Una situación que llevará a una parálisis legislativa, dado que ambos partidos bloquearían las iniciativas del otro.
Mayoría republicana
"Es muy probable, así lo dicen los sondeos, que el descontento generado por la percepción de crisis económica y, de manera más clara, por la elevada inflación, provoque un vuelco en las mayorías de ambas cámaras. Ello tendría un efecto paralizante sobre la capacidad de actuación del presidente Joe Biden", apunta Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía.
Los ciudadanos estadounidenses que este martes depositen su voto en el marco de las elecciones de mitad de mandato dejarán al Congreso en tres posibles escenarios: una mayoría demócrata (ampliando la configuración actual, salida de las elecciones de 2020), una mayoría republicana o un Parlamento dividido, con cada partido controlando una cámara.
En el primer caso, "una presencia demócrata significativa probablemente perseguiría políticas que, en última instancia, serían estimulantes, lo que obligaría a mantener los tipos más altos durante más tiempo", apuntan los analistas de Schroders.
También desde Ebury valoran que "la posibilidad de un mayor gasto fiscal bajo la presidencia de Biden aumentaría", algo que se percibiría "como algo positivo para el dólar".
Bloqueo legislativo
Algo que no ocurriría en el caso de que se materializara alguna de las otras dos opciones. "En el caso de que el Congreso quedase dividido o los republicanos obtuviesen una victoria aplastante, sería muy difícil que se aprobase cualquier gasto o aumento de impuestos importante hasta después de las elecciones de 2024", apuntan desde Ebury.
Una parálisis legislativa que, lógicamente, limitaría el margen de actuación de la política fiscal. "Es probable que la legislación sea prácticamente inexistente bajo un triunfo republicano en el Congreso, aunque con el riesgo de otro estancamiento fiscal", añaden desde Schroders sobre el segundo de los escenarios.
Es cierto que en el caso de parálisis política la Fed podrá encaminarse a "una carrera sin obstáculos para ajustar la política", como apuntan estos analistas, si bien este camino despejado dejaría a la economía estadounidense sin armas fiscales para compensar una recesión si la Fed se pasara de frenada.
"Durante el período 2022-2024, un estado de parálisis fiscal podría ser un problema si la Fed se equivoca en su calibración y envía a la economía a una recesión más profunda de lo necesario o desencadena un accidente de estabilidad financiera que requiera la intervención del gobierno", apunta Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers.
Y es que, en todo caso, "unas cámaras en conflicto abierto con el Poder Ejecutivo no son la mejor combinación para una época que se prevé difícil, desde el punto de vista de crecimiento, e incierta desde el punto de vista de mercados", añade Del Pozo, de Mutualidad de la Abogacía.
La Fed, al igual que los inversores, no solo estará pendiente esta semana de estas elecciones, sino que también tendrá los ojos puestos en el dato del IPC de Estados Unidos correspondiente a octubre, que se conocerá el jueves.
Los analistas de Renta 4 esperan que se aprecie una "cierta moderación", si bien la inflación estadounidense se mantendrá en niveles elevados. Estiman que se situará en el 7,9% en su nivel general (frente al 8,2% anterior), mientras que la inflación subyacente se colocará en el 6,5% (ligeramente por debajo del dato previo, que fue del 6,6%). Muy lejos, en todo caso, del objetivo de la Fed, que pasa por mantener la inflación contenida en el entorno del 2%, al igual que el Banco Central Europeo (BCE).
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