La vicepresidenta primera y ministra de Economía y Transformación Digital, Nadia Calviño, durante un desayuno informativo en el Hotel Tres Reyes, el pasado 21 de abril.

La vicepresidenta primera y ministra de Economía y Transformación Digital, Nadia Calviño, durante un desayuno informativo en el Hotel Tres Reyes, el pasado 21 de abril. Eduardo Sanz Europa Press Pamplona (Navarra)

BLUE MONDAYS

La economía española crece sin motor

1 mayo, 2023 01:55

El pasado viernes conocimos el PIB para el primer trimestre de 2023, un dato que superó las expectativas mostrando un crecimiento del 1,9% respecto al trimestre anterior y del 3,8% anual, un resultado a priori alentador.

Sorpresa y crecimiento parecen dos elementos que alumbran la marcha de nuestra economía. Sin embargo, hay un “pero” que rebaja la euforia que erróneamente trasladan las cifras reportadas.

Es cierto que en términos de crecimiento el PIB se sitúa al nivel del cuarto trimestre de 2019, pero lo hace impulsado por una débil demanda interna. El consumo de los hogares volvió a caer por segundo trimestre consecutivo y acumula un notable descenso del 11,3%. Se trata de un dato ciertamente decepcionante, pues el consumo es el motor del crecimiento económico.

La aportación de la inversión y las exportaciones ayudan a entender cómo con una demanda interna débil se puede crecer

La aportación de la inversión y las exportaciones ayudan a entender cómo con una demanda interna débil se puede crecer. Incluso con un descenso del gasto público, algo que sorprendió por la fortaleza exhibida en los trimestres precedentes.

Que las inversiones aumenten es sin duda un buen dato en un contexto de inflación muy alta como el que vivimos, pero su lectura solo es sobresaliente si estuviéramos en un país emergente, ya que incorpora un componente estacional favorecido por la caída del precio del gas.

Las perspectivas no son muy buenas, ya que, además, choca con un largo período de diez meses en los que la confianza empresarial sigue en territorio negativo. No podemos obviar que la inversión se ha visto reforzada por un elemento extraordinario debido a un inusual invierno, lo cual permite aportar algunas décimas “sobrevenidas”.

El alza en los tipos de interés tiene este doble efecto. De un lado, eleva la carga financiera, por lo que los planes de las empresas pasan a un modo activo de gestión de sus márgenes actuando sobre los costes, lo cual repercute en la creación futura de empleo. Del lado del consumidor, es un drenaje directo de consumo por el mayor coste del crédito al consumo e hipotecario.

Las familias llevan meses preparándose para un presupuesto familiar más restrictivo

Las familias llevan meses preparándose para un presupuesto familiar más restrictivo, ya que la prioridad siempre es el pago de la hipoteca, relegando gastos superfluos que tiene que ver con el consumo, esencialmente ocio y servicios. Esta caída del consumo es doblemente decepcionante, ya que gran parte del mismo vino por un inusual gasto turístico.

El otro gran elemento que amenaza el consumo de los hogares está en la inflación. La evolución de los precios no afloja, como expone el hecho de que en los últimos doce meses se mantiene un crecimiento medio de doble dígito alto en los precios alimenticios. La sequía es generalizada y los costes de transporte y almacenamiento, aunque menos tensionados, no permiten anticipar deflación en esta rúbrica tan fundamental.

Los datos ponen de manifiesto una debilidad importante en el patrón de crecimiento. No se puede hablar de recuperación sostenida con una demanda interna débil y con un fuerte componente estacional. El consenso apunta a una segunda parte del año más floja en términos de crecimiento, ya que estamos lejos de hablar de una caída importante de la inflación y, en términos reales, los ingresos laborales siguen lejos del nivel de confort para poder estimar un consumo robusto.

No es tiempo para palmaditas y sí para entender que o se actúa o la economía española crecerá nominalmente gracias a la inflación pero acumulando déficit y con una previsión de empleo pobre y de baja calidad.

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